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Primera División

¿Qué problemas tiene el Real Mallorca en defensa?

El conjunto bermellón trabaja para recuperar la solidez atrás que le acompañó en el primer tramo de la temporada tras acumular, por segunda vez este curso, seis partidos de manera consecutiva encajando gol -Raíllo es el único defensa que mantiene el mismo nivel desde el inicio del curso

Piña de los jugadores del Mallorca antes del partido contra el Betis. RCDM

Lo bien que le iba al Real Mallorca a principio de temporada en defensa y lo mucho que se echa en falta ahora esa seguridad. El conjunto de Javier Aguirre era una máquina perfectamente engrasada que tenía su principal arma en cinco futbolistas que se entendían a las mil maravillas, que anulaban a los ataques rivales y que convertían en un imposible inquietar a Rajkovic. Pero ahora todo es diferente. La defensa, con muchos cambios de nombres, no cuenta con el mismo empaque, se cometen fallos de concentración e incluso la suerte para haberle dado la espalda al equipo, como en el gol de Borja Iglesias el domingo ante el Betis. 

Por segunda vez esta temporada, los bermellones han encadenado seis partidos encajando gol. Sevilla (2), Villarreal (2), Espanyol (2), Elche (1), Real Sociedad (1) y Betis (1) han marcado a los bermellones, a los que le está penalizando en exceso cada tanto encajado –a excepción del conjunto groguet– por su poca capacidad para generar en el área rival. En la primera vuelta, esta circunstancia se repitió ante Barcelona (1), Elche (1), Sevilla (1), Real Sociedad (1), Valencia (1) y Espanyol (1). 

No escapa a nadie que el Mallorca ofreció su mejor imagen hasta el momento antes del parón del Mundial. Allí, la defensa formada por Maffeo, Valjent, Raíllo, Copete y Jaume Costa (los habituales titulares), ayudados por el resto del equipo, ofrecían una firmeza en cada acción ofensiva del rival que permitía a los de Aguirre sacar un rédito enorme de cada gol a favor, convirtiendo en imposible la misión de remontar al Mallorca, a excepción del Real Madrid. Pero tras Qatar, ese esquema se ha diluido hasta casi desaparecer. 

A pesar de que en Son Moix el equipo cerró el candado durante cinco jornadas, a domicilio a poco que hicieran los rivales la pelota ha acabado entrando en la portería de Rajkovic, que poco ha podido hacer en la gran mayoría de ellos, a pesar de regalar uno en la derrota en Cornellà ante el Espanyol con un mal pase para iniciar jugada. Una circunstancia que se repitió también en la única victoria de estos últimos seis partidos, ante el Villarreal (4-2), con dos goles evitables fruto de la relajación en la salida de balón y que molestaron sobremanera a Javier Aguirre, poco amigo de las concesiones gratuitas en defensa. 

Y el nivel de los futbolistas que forman la defensa también ha bajado. Maffeo, un futbolista distinto tras su lesión en la espalda, y Jaume Costa, han disminuido mucho su rendimiento. Importantes en el ataque, han reducido sus subidas por la banda y la calidad de los centros deja mucho que desear teniendo a un rematador nato como Muriqi. En la línea de tres centrales, Raíllo es el único que mantiene el nivel desde un inicio, pero tanto Valjent, actualmente lesionado, como Copete, que parece haber perdido el favor de Aguirre, que ahora es más partidario de Nastasic, han bajado sus prestaciones. 

Equilibrio sin el pivote

La falta de solidez defensiva del Mallorca también ha coincidido con una apuesta ligeramente más valiente del técnico mexicano, que a excepción de los dos últimos partidos ha acabado por prescindir de la figura del pivote representada por Baba (titular en los dos últimos partidos) y Battaglia, prácticamente olvidado en el banquillo, por aportar más fútbol a la zona de creación con la presencia de Kang In Lee y dos delanteros al uso en ataque. Una fórmula que resultó exitosa ante el Villarreal, pero que no ha dado resultado en los siguientes encuentros. 

En la batalla entre tener más ideas arriba sin perder la fortaleza defensiva esta última está ganando. Con Baba o Battaglia actuando por delante de la zaga el equipo pierde calidad a la hora de construir, pero gana empaque a la hora de cerrar espacios. Con este nuevo sistema, en el que Javier Aguirre está buscando dotar de más recursos a los hombres de ataque, se sacrifica en parte trabajo defensivo para el equipo, que pierde a su sexto hombre. La defensa de cinco, que se modifica solo al ir por detrás en el marcador, está perdiendo efectividad. 

Volver a los orígenes, donde el equipo no sufría por mantener la portería a cero, es una obligación para poder sellar la permanencia cuanto antes. 

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