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Opinión

La obligación de ganar

Kadewere, en el partido de ayer en Son Moix ante el Elche Pere Joan Oliver

El de ayer en Son Moix era un partido entre dos equipos obligados a ganar, aunque uno más que otro, y por cuestiones muy diferentes. Para el Mallorca, sumar los tres puntos ante el equipo colista, el más goleado de la categoría , que no sabía lo que es sumar de tres en campo contrario, era algo que quedaba fuera de toda duda, y eso a veces resulta peligroso en el fútbol, donde la lógica de los números no siempre es concluyente.

El Mallorca se tomó la misión con aparente seriedad, con un planteamiento ofensivo, pero sin perder el orden atrás, aunque tampoco quedó establecido por el juego quién era el mejor clasificado. Kadewere tuvo las mejores ocasiones del Mallorca en la primera mitad, porque Muriqi fue anulado por los centrales del Elche, que tenían clara la importancia del balcánico.

En la segunda parte no faltaron las ocasiones para los mallorquinistas, ahí estuvo una de Dani Rodríguez, pero el equipo que más desesperadamente fue a por la victoria fue el ilicitano, porque era el único al que no le servía de nada el empate. Rajkovic se convirtió en el héroe del partido, salvando con sus intervenciones media docena de balones de gol, pero no pudo hacer nada para evitar el remate de un Lucas Boyé clamorosamente solo tras el lanzamiento de un córner. El nombre de su marcador queda en el limbo porque nadie le encimó cuando envió el balón a la red.

El partido que todo el mundo daba ganado por descontado se ha perdido, demostrando que la advertencia de Aguirre, de que era un partido trampa, no iba desencaminada. El gol anulado a Muriqi tras la inoportuna falta previa de Maffeo no hubiera hecho sino maquillar una mala actuación que hay que olvidar rápido.

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