De un golpetazo el colista Elche bajó de la nube en la que vivía el Mallorca en Son Moix y se llevó los tres puntos en un flojo partido de los bermellones que se descontroló a partir del minuto 88. Lucas Boyé remató solo en el área un saque de esquina para adelantar a los ilicitanos. Pero en el 96, Muriqi, logró el que era el gol del empate. Pero solo se trató de una alegría efímera que duró hasta que Munuera Montero, a instancias del VAR, decidiera anular la jugada por un manotazo de Maffeo a Guti en la acción previa. 

De nuevo, y ya son varias veces esta temporada, el videoarbitraje le volvió a dar la espalda a los de Aguirre en una acción que traerá cola. Pero la polémica, que la hay al tratarse de una jugada interpretativa y que se da mil veces en un partido, no debe ocultar la desidia con el que los rojillos afrontaron la segunda mitad, cosa que no ocurrió en la primera, mucha más equilibrada. 

El Elche, casi descendido, que todavía no había ganado fuera de casa y que había encajado en todos los partidos, se hizo amo y señor del choque y tan solo la portentosa actuación de Rajkovic evitó que el gol visitante llegara antes. El Mallorca, que fue de más a menos, pagó caro su falta de acierto al llegar al área rival y vio truncada su racha imperial en casa, que se queda en cinco victorias consecutivas. 

La importancia de los tres puntos, con una zona baja que cada vez se aprieta más, era mayúscula para los bermellones, deseosos de cerrar cuanto antes la permanencia matemática para permitirse soñar con mayores licencias en la competición. Y el inicio del partido así lo demostró.

Los primeros diez minutos fueron de color bermellón. Kadewere, más voluntarioso que acertado, tuvo la primera tras un pase largo de Galarreta, pero no atinó a rematar ante Badía. Otro cabezazo suyo, desviado, y un disparo de Kang In Lee, el mejor en la primera mitad, avisaban de que los de Aguirre iban a por el partido.

El Elche, al que solo le vale ganar, demostraba el porqué de su terrible situación en la tabla dejando espacios por doquier, pero poco a poco fue asentándose en el verde de Son Moix. El duelo era un constante quiero y no puedo continuo de los rojillos, que si bien dominaban la situación, no acababan de crear peligro en el área contraria y fallaban demasiado en el último pase. 

Dani, más apagado que en anteriores encuentros, tuvo la más clara en el 23 tras una cesión de cabeza de Valjent, pero su remate, en semifallo, lo despejó Nteka casi sobre la línea de gol. A partir de ese momento el Elche, que ni mucho menos se encerraba en su campo, empezó a asomar la cabeza por el territorio de Rajkovic, que fue un espectador más gran parte de la primera mitad. Un disparo lejano de Gumbau obligó a estirarse al serbio en la que fue la mejor ocasión de los visitantes. 

Faltaba creer que se podía hacer daño de verdad a un equipo prácticamente sentenciado, pero las piernas de los de Aguirre no respondían a la cabeza. La poca velocidad en las transiciones y personalidad a la hora de tener el balón en los pies lastraban a los bermellones, que fueron bajando sus prestaciones hasta el descanso. Pero lo que sucedió a continuación fue un segundo acto terrible del Mallorca. 

El Elche salió crecido y mucho más enchufado que los bermellones, que se defendían como podían. Un centro de Clerc envenenado y un remate de Boyé ponían en alerta a Aguirre, que mandaba calentar a Abdón y Amath. El balón era franjiverde y el Mallorca no encontraba la manera de arrebatárselo.

Pero el Elche es frágil y concede con muy poco. Un centro de Maffeo acabó en Kadewere, que cedió para Dani al borde del área que en semivolea hizo lucirse a Badía. Boyé, que hizo un partidazo, respondió rápido con un disparo a la media vuelta que Rajkovic repelió con éxito. Y de nuevo, sacando el pie en un centro del delantero argentino. Fantástico partido del serbio, que sostuvo al equipo en todo momento. Subieron las revoluciones en el partido, que empezaba a romperse por momentos. Galarreta, poco dado a sumarse al ataque, enganchó un fuerte balón que no se coló por centímetros. Tocaba picar piedra en un choque que se llevaría el primero en marcar.

Ocho minutos de descontrol

El Mallorca se fue apagando ante un Elche que crecía. Muriqi, que no tuvo su mejor día, vio la quinta amarilla tras soltar el brazo ante Palacios y no estará ante la Real Sociedad. El empate ya no parecía un mal resultado, pero todo saltó por los aires a partir del minuto 88. Un bloqueo a Galarreta acabó con Boyé solo, en el área, rematando a la escuadra un centro teledirigido de Fidel. Jarro de agua fría para los bermellones, que se fueron arriba con todo. 

El Mallorca apretó hasta el final y Muriqi parecía devolver la alegría con un gol en el minuto 96, el último del descuento, pero Munuera Montero fue requerido por Medié Jiménez en el VAR para revisar la jugada por un supuesta bofetón de Maffeo a Raúl Guti en la acción previa. Fueron instantes de enorme tensión en la zona de banquillos. Tras varias repeticiones, en la que se observa que Maffeo se quitó de encima al defensor poniéndole la mano en la cara, Munuera decidió anularlo. 

Toni Amor, que acabó expulsado con roja directa por sus protestas, «esto es una vergüenza», según recogió el acta, fue el epitafio de una noche para olvidar. El Mallorca tiene ahora una semana por delante para sacudirse el dolor de la derrota y corregir todo lo que hizo mal. 

El Mallorca, ya sin tiempo, encaja una derrota dolorosa, la primera este año en casa, que escuece por la manera, el rival y ese gol anulado en el último suspiro que traerá cola.