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Opinión

Dejemos de volvernos locos con el Real Mallorca, por favor

Javier Aguirre y Diego Martínez se saludan antes del Espanyol-Mallorca del sábado. Efe

Esta nuestra, la mallorquina, es, sin duda, una de las sociedades más sensatas que he conocido. Tiene sus cosas, como todas, pero podría alardear de sentido común. Es evidente que, como todas las sociedades (deportivas) que existen, puede cometer el error de soñar metas que son inalcanzables.

No me refiero, claro, al común de los seguidores, aficionados, socios y abonados del Real Mallorca, no, no, me refiero a unos cuantos miles de fans y no menos periodistas deportivos que, en los últimos días (no hablo de semanas, qué va, qué va), han decidido que nuestro ‘Mallorqueta’ está para objetivos más brillantes que salvar la categoría.

La idea, que me parece extravagante, por decir un adjetivo sensato, curioso, tiene cero lógica. Y, diría más, la tiene incluso para aquellos que la promueven, pues nada, absolutamente nada, de lo que tenemos, vemos y vivimos con respecto a nuestro Real Mallorca está ni preparado ni potenciado para conseguir una meta irreal de esa envergadura. Nada.

El primer punto erróneo del debate, de la propuesta, de la charla, de la idea, del lanzamiento es convertir el logro que está consiguiendo nuestro amado club en pura basura o, perdón, en un objetivo menor «si lo que podemos conseguir es una plaza europea». ¿Estamos locos o qué? Sí, estamos locos.

Salvar la categoría es un objetivo sensacional para un club que tiene un dueño que ni sabe dónde está nuestra isla, para una dirección deportiva que piensa más en vender caro que en comprar bueno y barato, o promocionar la cantera, para una plantilla limitada, pues su objetivo es, insisto, tremendo (salvar la categoría) y muy difícil de lograr y para un entrenador al que se ha fichado para eso. Y punto.

Cambiar el ambiente, el entorno, el objetivo, la meta porque, de pronto, el equipo se encuentra instalado en la zona cómoda de LaLiga, pedir imposibles, no solo es insensato e innecesario, sino que minusvalora lo que se está conquistando. Y lo que se está conquistando, que ya quisieran tenerlo a tiro en estos momentos equipos y clubs con mayor solera e historia que el ‘Mallorqueta’, es enorme, tremendo, único, fabuloso.

Haríamos bien en mantener los pies en el suelo y dejar de señalar metas imposibles

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Como he comentado en más de una ocasión en estas mismas páginas, el Real Mallorca de Aguirre y solo Aguirre ha conseguido, antes de hora, antes de fecha, antes de lo esperado una situación privilegiada, que no es otra que encontrar tres o más equipos peores que ellos. Y eso, parece, va a cambiar poco durante toda la segunda vuelta, pero haríamos bien, todos, en centrarnos en no despistarnos del objetivo real, aún no alcanzado, y no construir castillos en el aire o sobre el mar.

Repito, puede que yo esté equivocado y que sean muy pocos los que han lanzado esta campaña sin sentido, pero haríamos bien en mantener, como hace Aguirre, Muriqi y compañía, los pies en el suelo, dejar de señalar metas imposibles, inalcanzables, y continuar con el mono de trabajo y acabar cuanto antes sumando los puntos necesarios.

Repito, los que saben de fútbol saben que este Mallorca jamás será un equipo con sueños imposibles. Y bien que hace.

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