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CARTULINA MORADA

Cartulina Morada: El conflicto europeo

Mientras el Mallorca se prohíbe hablar de Europa, parte de su afición ha demostrado esta última semana ser una experta en su geopolítica

Raíllo, con la mirada fija en Europa, luce el brazalete de capitán con la bandera LGTBI. RCDM

Las dos búsquedas de Google con más visitas del mallorquinismo esta última semana fueron dos, a saber: ¿Cuántos puntos necesita un equipo de LaLiga para meterse en Europa? Y ¿qué idioma se habla en Kosovo? A la primera pregunta el buscador responde de la siguiente manera: «Según los cálculos de la pasada década, para acceder a puestos europeos hay que lograr 60 puntos. Uno menos puede valer, pero es la cifra mágica que asegura coger las maletas y ver mundo». Así pues, el Mallorca necesitaría sumar 29 más para asegurarse un puesto en competición europea, cifra harto complicada, pero no imposible. El equipo retomó el vuelo frente al Villarreal, volvió a mostrar una de sus mejores versiones e invitó a su afición a soñar con cotas superiores. A día de hoy es mentira que el conjunto bermellón se encuentre en tierra de nadie. Solo tres puntos le separan de la Conference League, así que, pese a que entiendo el discurso comedido de Aguirre y sus jugadores de puertas afuera, también espero que de puertas adentro se esté trabajando y concienciando a los futbolistas sobre dicha opción. ¿Próxima parada con destino Europa? Cornellà el Prat. En lo que se refiere a la segunda pregunta, Google habla de dos idiomas oficiales en Kosovo, albanés y serbio. Me complace y enorgullece a partes iguales ver por Twitter el enorme conocimiento que tiene gran parte del mallorquinismo sobre el conflicto serbio kosovar. Menos satisfacción me provoca, sin embargo, la mínima empatía que profesan cuando un trabajador comete un error sin mala intención. Por suerte Muriqi no es como ellos y el delantero kosovar no tuvo ningún problema en mostrar su comprensión cuando una periodista le saludó en serbio durante una entrevista. Capítulo aparte merece, cómo no, el machismo que todavía sobrevuela este tipo de hechos y que muy bien definió la tuitera Victòria Avellà en la red social: «Las mujeres hemos pasado de ascender en la escala laboral por chupársela al jefe a hacerlo para cumplir cuotas». 

Un gran paso En lo único que envidia el fútbol masculino al femenino es en su libertad 

Jakub Jankto rompió una barrera histórica al convertirse en el primer jugador de LaLiga en declararse homosexual. El checo, que pertenece al Getafe pero que esta temporada juega en el Sparta de Praga, lo reconoció a través de un vídeo que colgó en sus redes sociales. Un histórico como Jorge Valdano alabó su valentía: «Que sea uno de los primeros casos en el 2023 es para avergonzarse y me parece denigrante para el fútbol. Las mujeres llegaron a este deporte mucho más desprejuiciadas que nosotros e hicieron un ejercicio de libertad desde el primer día». El paso de Jankto es inmenso, peso eso no resta que sea muy triste que en pleno siglo XXI todavía se tenga que luchar frente a todos estos prejuicios. En esta misma línea, cabe felicitar a un Mallorca que aprovechó el partido frente al Villarreal para celebrar el Día Internacional contra la Homofobia en el Deporte y envió un mensaje de apoyo a través de un vídeo protagonizado por varios de sus jugadores. Ahora toca también formar a esos energúmenos que andan sueltos por sus gradas y que tiran del insulto racista para achantar al rival. Si la Ley del Deporte habla de seis meses de prohibición de entrada a un recinto deportivo por profesar esos agravios, que el Mallorca suba la apuesta: Vetado de por vida.

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