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Opinión

Peligrosa relajación que cuesta puntos, por Antoni Ruiz

Kang In Lee conduce el balón. Román Ríos

Las intenciones han de venir acompañadas de acciones para dar su fruto. El once inicial de Aguirre en el centro del campo, con dos jugones como Galarreta y Grenier, prescindiendo de hombres más defensivos como Baba o Bataglia, hizo pensar que el Mallorca salía a por algo más que el empate en Cádiz. Es el fruto de tener 25 puntos en la tabla.

El Mallorca era un equipo sin urgencias y eso provoca relajación, a la postre peligrosa. El Cádiz podía sentirse presionado si las cosas no le salían bien pronto. Uno y otro afrontaron el inicio con diferentes revoluciones y eso lo pagó caro el equipo de Aguirre. Han sido demasiados los inicios malos del Mallorca en esta Liga. Los diez primeros minutos fueron una muestra.

Dos ocasiones y un gol. La principal virtud de los rojillos, la seguridad de su muro defensivo, saltó por los aires a pies de un Bongonda inspirado y de un Negredo veterano que se las sabe todas. Con el marcador en contra, el partido estaba donde quería el Cádiz y con el 2-0, con ese penalti que congració a la afición local con el VAR, lograr algo positivo se antojó imposible. El ataque del Mallorca sigue pagando el fin del idilio de Muriqi con el gol, al que colocaron un central de su talla, al menos en altura Agitar el árbol, cambiar de sistema con una defensa de cuatro, sacar al campo a todos sus delanteros e irse hacia adelante no fue suficiente para maquillar siquiera el marcador, por mucho que Kadewere mostrara que tiene hambre de gol. El partido lo perdió el Mallorca por no salir al campo con las revoluciones precisas. Seguro que contra el Madrid, el sábado, no hará falta que Aguirre se lo recuerde a sus jugadores.

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