El Mallorca vuela al son de Muriqi

Qué partido del kosovar. Y de Rajkovic, fundamental en los últimos minutos con una parada antológica a Morata. Y de Copete, Raíllo y Valjent en defensa. Y de Galarreta en el centro del campo. De todos. Porque este Mallorca brilla como en ninguna de las últimas temporadas en Primera, sabe a lo que juega y lo ha perfeccionado con el paso de las jornadas. Y así se cimentan las salvaciones y se consiguen cosas en esta categoría. 

Si algo funciona, no lo toques. Eso pensó también Javier Aguirre. El once que brilló ante el Villarreal fue el mismo ante el Atlético, con el único cambio obligado por sanción de Dani Rodríguez por Antonio Sánchez. Pero a este Mallorca le sale todo. Los de Aguirre plasmaron una primera mitad prácticamente inmaculada. Sin sufrir, más allá del gol anulado por fuera de juego de Morata, se les vio seguros con su plan, intensos en cada jugada y amenazando con peligro. 

Con un Baba y un Galarreta imperiales dirigiendo el juego, tanto Gio como Jaume Costa se sumaban al ataque, sabedores de que podían hacer daño. Kang In Lee intentaba atraer defensores con conducción, con Muriqi peleando contra todos. 

No pasaba nada en el partido con el paso de los minutos pero se palpaba en el ambiente que el gol mallorquinista podía llegar en cualquier momento. Y lo hizo a los quince minutos. Antonio soltó un pepinazo desde treinta metros. Oblak, cosa rara en él, dejó el balón muerto. Raíllo, que pululaba por el área tras una jugada anterior, cedió con inteligencia a Jaume Costa, que en vez de chutar cuando lo tenía todo de cara, detectó la llegada de Muriqi, solo en el área pequeña, que solo tuvo que empujarla. 1-0, octavo gol en doce partidos para el kosovar –qué delicia de delantero– y el encuentro donde quería el Mallorca. 

El tanto bien anulado por fuera de juego a Morata minutos después espoleó a ambos equipos, que no se guardaron nada y protagonizaron acciones bastante duras, señas de identidad tanto de Javier Aguirre como del Cholo Simeone. Dos tarjetas para cada equipo fue la consecuencia al descanso. El técnico argentino, de hecho, se cargó a Molina en 28 minutos como castigo, metiendo en el campo a Correa y buscando una profundidad que no llegaba. 

El Mallorca se defendía tranquilamente, mientras Rajkovic, que solo tuvo trabajo en una ocasión en una falta lejana de Griezmann, veía la vida pasar con calma. Los rojiblancos dieron un tímido paso al frente, pero este equipo sabe muy bien a lo qué juega y no sufrió. Si algo hay que lamentar fue la lesión de Baba. El ghanés se fue al suelo antes de acabar la primera parte. Ojalá sea solo un susto, porque el Mundial está a la vuelta de la esquina para él y sería demasiado injusto. 

Los primeros minutos de la segunda mitad podían marcar el devenir del resto del encuentro. Los visitantes salieron con otro ímpetu, pero el Mallorca no se arrugó. Una jugada larguísima, llena de detalles de calidad por parte de todos los jugadores, acabó con un remate de cabeza Muriqi que se fue fuera cuando lo tenía todo de cara. Otra muestra de que a este equipo no le tiemblan las piernas cuando pintan bastos.

La gente se divertía en Son Moix. El equipo se gustaba mientras que el Atlético era un manojo de nervios y errores. Aún así, su calidad individual pidió paso. Morata puso a prueba a Rajkovic con un disparo con la izquierda que el serbio atajó con maestría. Al Mallorca, visiblemente cansado, le tocó apretar los dientes y resistir los envites rojiblancos, pero sin olvidarse de amenazar a la contra porque se le podía hacer muy larga la segunda mitad. Muriqi, cuando más sufría el equipo, agigantó su figura haciéndolo todo bien. Descargó, aguantó… Su ovación al ser sustituido fue de las que se recuerdan.

Simeone agotó sus cambios con la entrada de Koke y Reguilón, mientras que el Mallorca respondió con la entrada de Amath por Kang In Lee y Grenier por un agotado Antonio.  Irse con 19 puntos al parón del Mundial era una caramelo inimaginable a principio de curso. Y a punto estuvo de estropearse si Morata, solo en el área, no rematara mal y se la encontrara Rajkovic en la línea. Le amargó una vez pero mejor sería la siguiente. Porque un remate a bocajarro en el 85 del madrileño lo sacó el serbio con el pecho cuando ya se colaba. 

Y así, con más sustos de los deseados, se fraguó la segunda victoria en casa y la segunda consecutiva en Liga. Las vacaciones son un regalo merecido para esta plantilla que, a falta del duelo de Copa del sábado, tiene casi la mitad de la permanencia ya en el bolsillo.