No es solo un símil del título de una película de James Bond, sino que hace justicia a la presencia del entrenador mallorquín, Toni Amor, en el banquillo en ausencia del sancionado Aguirre.
La afición mallorquinista perdona pero no olvida y por eso ganar en Villarreal tiene un sabor distinto. Ya queda muy lejos aquel ‘affaire’ europeo en los despachos, pero las rivalidades se escriben con historias como aquella.
El 0-2 hizo justicia. Muriqi marcó gol y dio un pase de gol. Gio y el kosovar ya forman una nueva pareja de baile que acaba en gol y el temor por las ausencias de Maffeo y Raíllo, el citado Gio y Nastasic las suplieron con absolutas garantías.
Y todo ello supone añadir puntos al cesto antes de que llegue el Mundial. El Villarreal, que llegaba tocado en materia de resultados y con un nuevo técnico cuestionado, ha caído, y ahora llegará el miércoles un Atlético de Madrid en las mismas condiciones, es decir, tocado por los resultados y con su entrenador en entredicho.
Ya no se habla del sistema defensivo de Aguirre, ni de su insistencia en los tres centrales, ni del punta solo y abandonado cual una isla en ataque. Ahora se habla de un Mallorca efectivo.
Lo que funciona mejor no tocarlo, aunque ahora llegue el Atlético.