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OPINIÓN

Premio a la osadía en Mestalla, por Toni Ruiz

Javier Aguirre y Toni Amor, ayer en Mestalla. LaLiga

La gran pregunta que surge después de ver la valiosísima victoria lograda en Mestalla es si lo mejor que puede hacer el Mallorca en esta liga es apostar, en todos los partidos y no solo en los que se ve como muy inferior, por ese sistema de cinco hombres en defensa y con la misión principal, casi única, de rechazar, las embestidas del rival. Es una posibilidad que da puntos, confianza, pero tal vez hay otras, con más riesgo y osadía, pero con más premio, como comprobó Javier Aguirre.

El Mallorca se transformó tras encajar el gol de penalti, el tercero ya en lo que va de temporada, en un equipo con agallas, con mordiente, creador de peligro, después de renunciar a ese sistema tan rocoso. Lo hizo en Valencia, al igual que ocurrió en San Sebastián, con un triple cambio en la segunda mitad: Amath, Baba, Dani, que supuso una transformación milagrosa, basada en pasar a una defensa de cuatro. El senegalés revolucionó el ataque y demostró que se ha ganado algo más que las segundas partes. Baba volvió a ser el pulpo que se queda con casi todos los balones y Dani Rodríguez recuperó, por fin, la mejor versión de su juego.

El botín para los más osados son las victorias, aunque existe el peligro de la goleada, pero si uno contabiliza las ocasiones del partido verá que las mejores nacieron de las botas de los mallorquinistas. Empatar a cero en Valencia podía parecer un resultado bueno, pero no tanto si se viene de sumar un punto de doce.

Este equipo está a nivel de competir con el 80 por ciento de los rivales de su Liga y el atrevimiento debería ser una tónica más habitual, en Palma y lejos de Son Moix, y no solo planteable cuando el marcador ya está en contra.

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