Robert Sarver ni está ni se le espera. Y con más razón desde que estallara el escándalo por las acusaciones de racismo y sexismo que ha acabado con la expulsión de la NBA por un año y una multa de diez mil euros para el propietario del Mallorca.
Prácticamente desde que en octubre del pasado año el periodista Jordan Schultz diera a conocer la investigación contra Sarver por racismo y acoso sexual a empleados de los Phoenix Suns, conducta finalmente reconocida por el empresario de Arizona, este no ha pisado Mallorca. La última vez fue el 26 de septiembre del pasado año, cuando presenció desde un pequeño palco, completamente solo y con la mascarilla puesta, la derrota de su equipo ante Osasuna por 2-3, en el único partido que el guardameta eslovaco Dominik Greif ha jugado hasta el momento con la camiseta rojilla. Hacía una semana que Sarver se encontraba en la isla, una estancia que coincidió con la visita del equipo entrenado entonces por Luis García al Santiago Bernabéu, siendo testigo del doloroso 6-1 ante el Real Madrid, con triplete incluido de Marco Asensio, el primero y único de su carrera hasta el momento.
Cuando Sarver abandonó la isla, pocas horas después del partido ante Osasuna, estaba lejos de imaginar que solo 25 días después sería noticia de portada en medio mundo por la investigación a la que estaba siendo sometido por parte de la NBA. A partir de ese momento el goteo de informaciones por su comportamiento al frente de los Phoenix Suns y de Mercury, el equipo femenino de la franquicia, fue constante, convirtiéndose en una pesadilla para un personaje que se consideraba poco menos que intocable.
Desde entonces, el que ha llevado las riendas del Mallorca ha sido el presidente Andy Kohlberg, amigo de Sarver, de quien desde el primer momento ha salido en su defensa, incluso después del resultado de la investigación que le condenaba a un año de expulsión al frente de los Suns. «En 17 años nunca he sido testigo de nada que se aproxime a un comportamiento sexista o racista», comentó Kohlberg.
En ausencia de Sarver, Kohlberg ha llevado la batuta del club y sus visitas a Mallorca han sido más frecuentes
El extenista, con casa en la plaza Juan Carlos I de Palma, es un habitual de la isla, y desde que Sarver ha pasado a un segundo plano, sus venidas a Mallorca han sido más frecuentes.
Tras conocerse el fallo condenatorio de la comisión de investigación de la NBA, Kohlberg aseguró la continuidad del proyecto norteamericano y que lo sucedido con Sarver no afectaba para nada al Mallorca. Las mismas palabras que utilizó el CEO de Negocio del club, Alfonso Díaz.
Sarver, superado por la presión vivida en los últimos meses, ha arrojado la toalla y ha puesto a la venta su paquete accionarial en Phoenix Suns, una decisión que, a priori, no debe afectar a su relación con el Mallorca.
