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PRIMERA DIVISIÓN

Cartulina Morada: Lo que pasa en Phoenix no se queda en Phoenix

Da la sensación de que el Real Mallorca ha ido dejando clara la que va a ser su política de aquí en adelante: ¿Sarver? ¿Quién es ese?

Robert Sarver, en el ojo del huracán en Estados Unidos, y un poco en Mallorca. Reuters

«Lo que pase en Ibiza se queda en Ibiza». Durante mi juventud, y la de mis amigos, no había viaje que no arrancara con dicha premisa. Era casi como un ritual, un compromiso que nacía, incluso, antes de que pudiera haber pasado absolutamente nada. Por suerte la edad nos restó desenfreno y nos aportó algo de responsabilidad y cabeza y esa frase que había incitado tantas aventuras quedó al fin en el olvido. No así, parece, que le haya pasado a Alfonso Díaz, quien salvando las distancias y la coyuntura, tiró enérgicamente de ella para intentar defender a su jefe al otro lado del océano: «Es algo que ha ocurrido en Estados Unidos, no tiene porqué llegar aquí». La verdad es que intentaría exculpar al CEO del Mallorca por tan absurdo argumento, quizás sin tiempo para preparar uno mejor, pero con casi un año de investigación detrás, esperaba algo más. Quizás convencido aún de que el tema no tendría «recorrido», la decisión le pilló a contrapié, porque es lo único que se me ocurre. Pero de todas formas y, pese a su intento infructuoso de proteger a Sarver, me da la sensación de que el club ha ido dejando clara la que va a ser su política de aquí en adelante. Desde que ESPN destapara el caso durante el pasado mes de noviembre, el propietario de la entidad no ha vuelto a pisar la isla. Un equipo de trabajo del Mallorca se desplazó el pasado verano a Arizona y grabó un vídeo en el pabellón de los Suns en el que aparecieron Kohlberg y Díaz, ni rastro del banquero. Pero sin duda, la más llamativa y esclarecedora fue la carta que publicó el presidente pocas horas después de conocerse la decisión de la Liga, tildando de «propietario minoritario» a su socio y amigo, cuando siempre se habían referido a él como «accionista mayoritario». La explicación del club no ha convencido a nadie. O en estos últimos meses ya ha habido traspaso de acciones y funciones o las habrá más pronto que tarde. No tengan duda. 

Un castigo tenue: Para la NBA no es lo mismo ser racista que tener actitudes racistas

El castigo impuesto a Sarver no ha convencido a casi nadie en Estados Unidos, que no aquí. Estrellas de la NBA, otros directivos de la franquicia, asociaciones de jugadores, patrocinadores e incluso la propia alcaldesa de Phoenix han mostrado su disconformidad con la tenue sanción de un año de inhabilitación y diez millones de multa. «La investigación no muestra que la conducta de Sarver estuviera motivada por una animadversión racial o basada en el género», atestigua el informe del bufete de abogados. Me cuesta discernir entre la diferencia que existe entre ser racista o tener actitudes de serlo, la verdad. La Liga se equivoca castigando de manera tan enclenque todo lo que el propio Sarver ha admitido haber hecho y marca un precedente muy peligroso para el resto de los millonarios dueños de otras franquicias. Mientras tanto, aquí en el Consell, esta última semana se han esclarecido los puntos sobre los que versará su ayuda de 1,8 millones de euros a la sociedad anónima deportiva. Cito literalmente: «Los temas que pretendemos que sean objeto de los clubes beneficiados - también incluyen al Atlético Baleares- serán los valores deportivos (tolerancia, trabajo en equipo, convivencia…), la lucha contra la violencia sexista, la lucha contra la LGTBIQ+fobia, la lucha contra la violencia en el deporte, la diversidad, la sostenibilidad, el producto local y las tradiciones». ¿Les suenan todos ellos? Sí, son precisamente los mismos que se ha encargado de pisotear Sarver durante los últimos 18 años. 

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