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Primera División

Real Mallorca: Esperando a Galarreta

La reinserción total del mediocentro vasco en el once titular es primordial ante la evidente falta de ideas en la línea de creación del Mallorca -Ni Clément Grenier ni Antonio Sánchez han logrado que se olvide la importancia de Salva Sevilla

Grenier se lamenta tras fallar una clara de ocasión de gol en el partido ante el Girona. MANU MIELNIEZUK

Veinte minutos acumula Íñigo Ruiz de Galarreta en dos partidos. Dos entradas al campo en el tramo final para que el de Eibar, que se ha reincorporado antes de lo esperado a la dinámica del Mallorca tras su lesión, comience a coger sensaciones y el ritmo de competición. Pero visto los evidentes problemas que arrastra el equipo en la línea de creación, sin ideas a la hora de construir el juego y con futbolistas alejados de su mejor versión, su vuelta completa a los terrenos de juegos como miembro inamovible del once titular se hace más necesaria que nunca. 

Las precauciones con él están fuera de toda duda. El club y el cuerpo técnico no quieren correr ningún riesgo tras haberlo perdido seis meses por la rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha, pero el campeonato lo va a exigir. Hasta antes del Girona, la figura del centrocampista en el esquema de Javier Aguirre se había visto camuflada por la poca necesidad de su presencia en la elaboración del juego. 

Athletic, Betis y Rayo Vallecano, equipos que apuestan por el ataque, obligaron a recular a los bermellones en su propia área, un contexto en el que se encuentran cómodos protegidos por la defensa de cinco. En ese escenario, la premisa ha sido la misma y ha sido efectiva: salida rápida por bandas o directamente buscando la cabeza de Muriqi para que prolongue a su espalda. 

Battaglia, Grenier, Dani Rodríguez y, en menor medida Antonio Sánchez, no habían necesitado ofrecer un gran rendimiento en zona ofensiva, ya que su papel estaba centrado más en defender que atacar. Pero ante el conjunto dirigido por Míchel Sánchez, que apostó por un partido más cerrado, las costuras del centro del campo se dejaron ver en todo momento. 

A pesar de que Aguirre reclamó «personalidad y determinación» a sus futbolistas a la hora de tener o recuperar el balón, lo cierto es que en Son Moix se vio a muchos de ellos sin ideas a la hora de tener la pelota en los pies. Los centrales se pasaban el balón unos a otros, buscando mover al bien ordenado equipo catalán, con los centrocampistas bermellones sin apenas ofrecerse para dar salida limpia a la jugada. 

Pero si se conseguía atravesar la primera línea de presión, lo cierto es que el equipo pecó de falta de verticalidad, retrasando sin fin el esférico y apostando por pases de seguridad en todo momento en vez de buscar sorprender al rival. Y, al margen de equipos de la parte alta, este tipo de encuentros va a ser la tónica habitual en Son Moix, con equipos parapetados atrás. En ese escenario es fundamental que los medios tengan calidad para mover el balón y provocar situaciones inesperadas. 

Y en ese aspecto, salvando el papel de destructor de juego que ostenta Battaglia, Grenier no está respondiendo a las expectativas. Y Antonio tampoco. Y eso provoca que la figura de Salva Sevilla en el campo no se vaya del recuerdo de los seguidores. El francés ha sido el elegido por Aguirre para sustituir al de Berja, pero hasta el momento no ha realizado ningún gran partido y el mexicano optó por sentarlo en favor de Antonio. Pero el canterano tampoco rindió a gran nivel, desaprovechando una gran oportunidad de dar un golpe sobre la mesa. 

Galarreta, en su mejor estado de forma, es capaz de dirigir, ordenar y decidir qué hacer con el balón. Todavía es pronto para verle en el once titular, pero o mejoran sus compañeros o el Mallorca solo dependerá de él para tener criterio y capacidad de control de los partidos.  

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