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CARTULINA MORADA

Cartulina morada: Sin revolución en el vestuario

En cualquier equipo los roles se enquistan, de ahí la necesidad de que, cada cierto tiempo, se haga un lavado de imagen por el bien de todos

Pocos cambios en un vestuario enquistado. RCDM

Despedía mi Cartulina Morada la pasada campaña agradeciéndole a Salva Sevilla y Manolo Reina los servicios prestados y pidiéndole a Pablo Ortells una revolución en el vestuario y comienzo el curso arrepintiéndome de haberme despedido tan pronto del centrocampista almeriense y viendo, con algo de desazón, que el director deportivo tan solo ha sido capaz de intercambiar un par de cromos durante el mercado. En el vestuario los roles se enquistan, como todo en la vida, y el problema se multiplica cuando el entrenador es incapaz de meter mano al problema. Y no es que desconfíe de Aguirre en estos lares, ya lo hago en otros, pero soy de la opinión de que ese plantel necesitaba un lavado de imagen, de capitanes y de cabezas pensantes. Cuando a alguien no le dejan hablar porque «se puede llevar una colleja» las sensaciones nunca pueden ser buenas. 

Carta de sugerencias al club: Horarios normales, voluntarios vendiendo agua y un equipo femenino

Pero hablemos del club, quien ha comenzado el curso haciéndole unos feos incomprensibles a su afición. Más allá de la abusiva subida de los abonos, en la que tampoco quiero incidir para no remover aguas pasadas, resulta complicado encontrar una explicación a que la entidad no defienda públicamente, al menos hasta el momento, los intereses de los aficionados que han desembolsado entre 300 y 800 euros por seguir a su equipo. El Mallorca debe alzar la voz ante LaLiga por unos horarios que maltratan a los aficionados, contratar a más voluntarios para vender agua en el estadio y poner al menos a uno para abrir el chiringuito de Son Bibiloni. Aprovecho también la carta de sugerencias en pro a los mallorquinistas para pedir lo del equipo femenino, que se eviten amistosos ante países que no garantizan los Derechos Humanos y, ya que estamos, alguna que otra rueda de prensa del entrenador durante la pretemporada para valorar el mercado. Bueno, y que bajen el precio de los perritos, que también me han dicho que han subido el día de los partidos. 

«Niñatas consentidas»: La selección femenina se reivindica ante el pasotismo de la Federación

La actualidad deportiva de la semana pasada se vio sacudida por la intención de las jugadoras de la selección española de fútbol, entre las que se encuentran las mallorquinas Patri Guijarro y Mariona Caldentey, de echar a su entrenador Jorge Vilda. «Niñatas consentidas» es lo más bonito que les he escuchado decir a muchos interesados en el tema que no se han visto ni un solo partido del equipo en todos sus años de existencia. Cuando un vestuario quiere echar a un entrenador hay dos formas de hacerlo: una es haciéndole la cama al preparador, fórmula que utilizan el 99%; la otra es diciéndoselo directamente a la cara, opción por el que han optado ellas. Y no digo que esa fuera la mejor manera, pero el problema aquí es que el seleccionador, que al mismo tiempo es director técnico, sigue contando con la total confianza de la Federación cuando los méritos en su curriculum brillan por su ausencia. Las chicas necesitaban un cambio y lo han pedido por las buenas, pero Rubiales les ha contestado por las malas, obligándolas a seguir bajo la misma tiranía y explicándose en una rueda de prensa que dejó más dudas que certezas. Se les llena a todos la boca en Las Rozas hablando de igualdad y de los pasos que se están consiguiendo, pero no recuerdo a ningún seleccionador de la Absoluta masculina aguantando siete años en el cargo sin haber conseguido absolutamente NADA. 

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