«Ha sido la vuelta soñada», confesaba a los micrófonos del club Íñigo Ruiz de Galarreta. Con el mismo tono de voz de ilusión que tendría un juvenil, el centrocampista del Mallorca vivió un momento muy especial el sábado en Vallecas cuando Javier Aguirre le ordenó entrar al césped en el minuto 85 para sustituir a Dani Rodríguez. Era el fin de una pesadilla, la tercera de su carrera como profesional, porque significaba volver a competir tras superar una rotura de ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Era justo 188 días después de la escalofriante entrada del jugador del Betis, Víctor Ruiz, que le dejó fuera de los terrenos de juego aquel fatídico 20 de febrero en el Benito Villamarín. «Cuando me han mandado a calentar lo he hecho fuerte y he tenido la suerte de jugar unos minutos, siento una felicidad inmensa», subrayó. 

El eibarrés, de 29 años, tenía un plan en su cabeza y lo ha cumplido incluso más rápido de lo previsto por él mismo. «Estos meses he tratado de trabajar al máximo, desde el primer día, para prepararme para este momento que sabía que iba a llegar. Estoy muy feliz y mentalizado para seguir trabajando y ponerme lo más fuerte posible», confesó.

‘Galaxy’, como le llaman muchos en el vestuario de Son Bibiloni, quiere volver a disfrutar de la Primera División y aspira a volver a ser importante en el Mallorca. Es uno de los jugadores más queridos, dentro y fuera del vestuario, y con un talento que los bermellones necesitan en el centro del campo. La lesión de Baba precipitó que tuviera que jugar ante el Rayo, aunque solo fueran los minutos finales, pero el vasco se sentía preparado, a pesar de llevar apenas dos semanas entrenando con el grupo. No quería precipitarse pero ya tiene experiencia de sobra en este sentido. 

La realidad es que la suerte no le ha acompañado a lo largo de su trayectoria con lesiones que le han dejado fuera del campo durante casi dos años. La primera se produjo el 21 de octubre de 2012. En aquel momento Galarreta militaba en las filas del Bilbao Athletic y se rompió el ligamento de la rodilla izquierda durante un encuentro. Tras 243 días en el dique seco, reapareció el 22 de mayo de 2013 en un amistoso que enfrentó al Athletic con el Somorrostro.

A primeros de agosto de ese año, el club rojiblanco cerró su cesión al Mirandés con la intención de que el jugador tuviera minutos de rodaje después de un periodo tan largo de baja. El mediocentro estaba siendo una de las piezas clave del equipo, pero el 28 de octubre de ese mismo año volvió a romperse. En esta ocasión el ligamento afectado fue el de su rodilla derecha, el mismo que se rompió como mallorquinista. A su currículo sumó 217 días más de baja. No obstante, esta vez su ausencia ha sido más corta. Conocía el camino y los esfuerzos que debía recorrer para disfrutar del fútbol otra vez. Ahora queda lo mejor.