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Minuto 91

Sarver debe mover algo para que algo cambie, o si no...

Con el Mallorca en descenso por primera vez en la temporada, la confianza en Luis García parece agotarse. Seis derrotas seguidas tienen difícil defensa

Luis García durante el partido en Cornellà-El Prat.

Enésima derrota del Mallorca, esta vez en el campo del Espanyol. La sexta en concreto, una racha nefasta que empieza a ser difícil, por no decir imposible, de defender. Es verdad que un cambio de entrenador no garantiza nada, pero estaría bien que, desde Arizona, Robert Sarver se planteara mover algo para que algo cambie. De lo contrario la Segunda División será un hecho a finales del próximo mes de mayo.  El equipo de Luis García volvió a realizar un desesperante ejercicio de impotencia ante un rival que no fue nada del otro mundo y que se sostiene por la pareja RDT-Darder. La realidad es que parece que hace tiempo que el técnico ya no sabe qué teclas tocar. Su fe inquebrantable en los que han conducido al equipo a plazas de descenso es indestructible. Hace ya tiempo que somos muchos los que nos preguntamos porqué Dani Rodríguez es indiscutible cuando su aportación es nula; porqué los cambios son siempre previsibles; porqué los errores se repiten a cada partido; porqué no consigue Luis García que el equipo reaccione; porqué el rendimiento de Kubo y Kang In es tan pobre; porqué la única táctica consiste en colgar balones sobre Muriqi; porqué el cambio de Sergio Rico por Reina no ha mejorado nada y porqué todo sigue igual con Raíllo en el terreno de juego. A cada partido que pasan los jugadores parecen peores y, sin eludir la responsabilidad de los futbolistas, la mano de un entrenador resulta vital para revertir la situación.          

A la injustificable racha de derrotas no se le ve el final si todo sigue como si nada estuviera pasando

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El equipo necesita un revulsivo y todas las miradas están puestas en el banquillo. De natural conservadores, los dueños del Mallorca deberían atreverse a dar el paso porque Luis García ha agotado su crédito. Agradecerle los servicios prestados e ir en busca del objetivo de la permanencia con otro entrenador para intentar lo que ahora mismo se antoja un milagro. No porque la salvación esté a años luz -solo un punto le separa del Cádiz-, sino porque da la impresión de que a la injustificable racha de derrotas no se le ve el final si todo sigue como si nada estuviera pasando. La Primera División es el mayor patrimonio del club y hay que defenderlo al precio que sea. Y si la solución pasa por prescindir de Luis García, se prescinde. No será el primero ni el último. Quedan nueve jornadas. Todavía hay tiempo.      

Luis García se distrae

Ya que ningún representante de los medios de comunicación que acudieron a la rueda de prensa previa al partido ante el Espanyol le preguntaron, el todavía técnico del Mallorca puso el epílogo a la misma denunciando el trato, o maltrato de la prensa madrileña y de jugadores del Real Madrid a Maffeo, por el severo marcaje a que sometió a Vinicius en el partido del pasado lunes en Son Moix. Dijo que su jugador había sido tratado como un asesino, o un carnicero. No le falta razón al técnico madrileño, aunque los lamentos llegan demasiado tarde, concretamente seis días después. Es una constante en Luis García, su facilidad en distraerse en cuestiones que no vienen a cuento. Cayó en el mismo error en la víspera del importante partido ante el Athletic, hace un mes, hablando más del penalti que le pitaron a favor ante el Cádiz, y que tanto revuelo causó en la Tacita de Plata, que del conjunto vasco. Tal vez si el club hablara alguna vez, aunque fuera en forma de comunicado, Luis García se mantendría al margen y no ejercería de portavoz de una entidad paralizada.  

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