Este Mallorca que ayer jugó en la Copa es el equipo que la afición quiere ver. Es vital, no para ganar este trofeo por segunda vez, que aunque no es descartable es muy difícil, sino para seguir con toda seguridad en Primera un año más. Con este espíritu de lucha, con esta forma de jugar, de presionar, de morder al rival, la permanencia estaría más que asegurada sin ningún problema. Puede que alguno piense que ganarle un partido a un equipo de Moreno cuando este juega de visitante es fácil, en esto nada ha cambiado de su época en Son Moix, pero ayer el extécnico del Mallorca había puesto todos los mimbres para evitar que sucediera lo que las estadísticas marcan. No se reservó a nadie de su equipo titular, vino a por la eliminatoria, al menos en la pizarra. No sucedió porque el equipo de Luis García que ayer saltó al césped no le dejó. No faltó ningún argumento. Un centro del campo con un Ruiz de Galarreta y un Salva Sevilla imperiales mientras tuvieron físico. Una presión adelantada incluso después del descanso. Un ganar todos los balones divididos. Un Kubo magistral lanzando faltas. Un aluvión de córners sobre la meta rival con resultados tangibles, no como en la era de Pendin como estratega con más de 100 saques de esquina sin ningún gol. Y para colmo un equipo que sí supo gestionar un marcador a favor en los últimos minutos, una asignatura que se empieza a superar. El Mallorca de la Copa es el que se necesita en la Liga.