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Opinión

Un partido con desigualdad

Una jugada en el partido Mallorca - Barcelona.

Xavi se quejó alegando que jugar el partido contra el Mallorca con las bajas que tenía su equipo significaba adulterar la competición. Viendo la alineación inicial del Barcelona, con siete internacionales absolutos en sus filas, por solo tres del Mallorca, uno ve otra clase de desigualdad. Eso por no hablar del valor en euros de los onces que saltaron al campo. Los grandes –Real Madrid, Barça, Atlético o Sevilla– inician el campeonato con un capital futbolístico que triplica o más al que pueden disponer equipos como el Mallorca. La supuesta igualdad de la competición es una quimera.

Para que uno de los equipos pequeños pueda ganar a un grande, no le queda más opción que correr más que el rival, jugar al 120 por ciento y hasta contar con la suerte. El Getafe lo demostró contra el Madrid tras encontrarse con un regalo y jugar después 80 minutos a mil revoluciones. El Mallorca no hizo nada para que se notara la supuesta igualdad entre equipos que las lesiones y el Covid hacían entrever. Tampoco creyó que podía ganar. Salió al campo con un exceso de respeto al rival. El primer tiro del Mallorca entre palos llegó en el minuto 33. El Barça, con sus reservas de lujo, encadenó dos tiros al poste y agradeció el regalo de Reina, que fue a por uvas en el gol de De Jong. Tendrían que pasar más de 60 minutos para que García Plaza agitara el banquillo en busca de soluciones, aunque si estas pasan por sustituir a Baba, Angel y Kang in Lee lo más normal es que nada acabe bien. Y pudo no acabar tan mal, pero el Barça tiene a Ter Stegen y el Mallorca a Reina. Y eso sí que es una desigualdad.

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