Será una de las imágenes del Mallorca esta temporada. Los minutos finales del Mallorca-Sevilla fueron una dura prueba para los corazones de los mallorquinistas, pero también para Luis García, protagonista de la escena que se recordará durante mucho tiempo. El técnico del Mallorca vivió un carrusel de emociones en los instantes finales del choque, pasando de la desolación más absoluta y la rabia de impotencia a la alegría incontrolable. Y todo por un gol que subió, luego se revisó y acabó siendo anulado. La magia del fútbol.

Corría el minuto 94:42 cuando el Sevilla protagonizó el último ataque del partido. El marcador era de empate a uno y los fantasmas sobrevolaban Son Moix. Centro de Navas a Fernando y este, tras controlar, cedió a Ocampos para que empujara el balón a la red. Locura entre los jugadores de campo y del banquillo del conjunto hispalense, celebrándolo como si de una final se tratase.

Esa era la realidad en el césped. Mientras tanto, Luis García, tras ver cómo anotaban el gol se derrumbaba. Una mirada al linier por si acaso había señalado fuera de juego y al suelo. Tumbado en el verde mirando al cielo para después quedarse sentado, con la mirada perdida en el infinito e intentando entender qué había pasado. Tras el shock inicial, la rabia se apoderó del técnico del Mallorca, que lanzó su chaqueta con fuerza hacia el banquillo, maldiciendo lo que había pasado y quejándose porque el gol, al igual que en Mestalla, llegaba fuera del tiempo añadido decretado por Jaime Latre.

El técnico del Mallorca se desahogó lanzando su chaqueta al suelo. RCDM

Una patada al botiquín, ante el incrédulo silencio de sus compañeros, para luego dirigirse directamente hacia el túnel de vestuarios antes de que acabase el partido. Lo que no sabía, es que en ese momento Iglesias Villanueva, desde la sala VOR, estaba revisando la acción por una mano de Fernando en el control. De vuelta en el campo, entre las protestas de los jugadores y público, fueron segundos de mucha tensión en la zona de los banquillos.

Luis García celebró antes que nadie la decisión de Jaime Latre. RCDM

Luis García miraba a su analista en la grada, intentando entender qué había pasado y preguntando si era mano. En el momento en el que Jaime Latre realizó el gesto de ir a revisarlo al monitor, se formó un tumulto de jugadores y cuerpo técnico de ambos equipos alrededor del mismo, intentando influir en su decisión. Luis García, tras mirar una de las repeticiones, comenzó a celebrar que el gol no subiría al marcador antes de que lo hiciese efectivo el árbitro. Tras abrazarse a Bono, portero del Sevilla, comentando la jugada, se metió en el campo en el momento en que Jaime Latre acabó de pensar su decisión.

Con rabia y alegría, celebró con los puños cerrados lo que habría sido una nueva tragedia, tras sufrir el mismo destino durante tres jornadas seguidas. En la sala de prensa, Luis García reconoció que se quería "morir" al ver entrar el balón. Por suerte, todo quedó en un susto.