La prensa estadounidense ya incluía en la madrugada de hoy al Real Mallorca entre el portafolio de propiedades deportivas de Robert Sarver, si bien el club mallorquinista no efectuó ninguna declaración en torno a las acusaciones de racismo y acoso sexual que se ciernen sobre su dueño. En cambio, el propio banquero judío emitió un comunicado a toda prisa, donde señala directamente al canal deportivo estadounidense ESPN como el responsable de un programa “repugnante” y de próxima emisión sobre su persona.

Sarver niega de modo tajante y desordenado unas acusaciones que según su comunicado conoce a la perfección. De ahí que señale sin tapujos al canal televisivo que no había sido especificado en los primeros rumores sobre su implicación en conductas inapropiadas. “Estoy en estado de shock por algunas alegaciones presentadas por la ESPN sobre mí personalmente o sobre los Phoenix Suns”.

En todo momento queda claro que Sarver no solo conoce al detalle la naturaleza del programa, sino cada una de las denuncias formuladas contra su persona, probablemente porque habría sido convocado por la propia ESPN para rebatirlas ante las cámaras. De ahí que el empresario concluya directamente “que no sé cómo responder a algunas de las vagas sugerencias, efectuadas por voces anónimas en la mayoría de ocasiones”. Tras mostrar un profundo dominio del material probatorio que se maneja, y que según algunas fuentes incluye testimonios femeninos, concluye que “puedo aseguraros que eso nunca ocurrió”.

En contra de su voluntad, Sarver ha otorgado veracidad a los comentarios de que se avecina una tormenta sobre su persona, con una dimensión que conoce a la perfección. Su primera defensa se basa en que “ni siquiera empiezo a saber cómo demostrar que algo NO (en mayúsculas en el original) ocurrió”.

Sarver era consciente de la elaboración de un programa alrededor de su figura, pero permitió que se le adelantaran en constatarlo, con lo cual ha cambiado la posibilidad de adelantarse en el ataque por la obligación de defenderse. El dueño del Mallorca también admite el daño irreparable causado por las denuncias que afronta, “porque incluso una insinuación de racismo o sexismo en nuestra cultura actual son tóxicas, dañinas y no deberían ser formuladas a la ligera”.

Cuesta imaginar que un abogado hubiera recomendado el comunicado emitido por Sarver, y que brota de su súbita indignación ante un programa que quizás consideraba neutralizado. De nuevo, desciende a las acusaciones concretas al señalar que “niego categóricamente todas las insinuaciones de que utilicé un lenguaje inapropiado en relación con la raza o el sexo.”

Al igual que buena parte del empresariado estadounidense, Sarver posee una dilatada trayectoria como promotor de causas solidarias. En su comunicado se refugia en ese currículum para destacar que “me gustaría creer que mis acciones y trayectoria sobre raza, género o discriminaciones de cualquier tipo, en una vida entera de negocios y servicio a la comunidad, responderán adecuadamente cualquier cuestión que se plantee sobre mi compromiso con la igualdad y el trato leal”. La NBA, señalada directamente como un juez a punto de emitir una condena en las primeras noticias sobre el asunto, no había desmentido ni la existencia ni la veracidad de las acusaciones a la hora de la publicación de esta pieza.