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Minuto 91 | Había días más oportunos para sustituir a Reina

Luis García señala al guardameta malagueño por los seis goles en el Bernabéu y le castiga con la suplencia

en una decisión tan ventajista como inexplicable

Reina, en el banquillo de los suplentes, ayer en Son Moix. | GUILLEM BOSCH

El único argumento futbolístico que ofreció Luis García para justificar la titularidad de Dominik Greif ante Osasuna fue su altura -1,97- y que el Osasuna juega mucho la suerte de los balones por alto. Lógicamente él sabrá mejor que nadie lo que hace, pero en el fútbol, en el deporte, la psicología juega un papel tan importante como los motivos deportivos a la hora de tomar una decisión. Y cambiar a Reina justo después de haber encajado seis goles en el Bernabéu no parece demasiado justo, sobre todo teniendo en cuenta que el propio entrenador se consideraba el principal responsable de la goleada. Disponía de otros momentos para dar la alternativa a Greif, que todo sea dicho, no tuvo su mejor día, pero tampoco sería justo responsabilizarle de la derrota.

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Luis García cambia de cara. El entrenador del Mallorca mostró ayer su cara más arisca después de la derrota ante el Osasuna. Cada pregunta, por nimia que fuera, le molestaba. Veía en la sala de prensa fantasmas por todos lados, enemigos en lugar de periodistas a los que no se cansa de pedir que remen junto al equipo. No se confunda, señor García Plaza. Aquí solo estamos para analizar, acertada o equivocadamente, decir bien alto cuándo se hacen las cosas bien -toda la temporada pasada, ahí no hubo lamentos- y cuándo se hacen mal. Hasta se puede entender el cabreo del entrenador por haber perdido un partido en el último suspiro, teniendo que responder en caliente, pero las formas no se pueden perder nunca. Le molestó que le hablaran de errores en defensa, de que le recordaran la goleada del Bernabéu y hasta puso cara de hastío cuando un periodista japonés le preguntó por la lesión de... Kubo, por quién si no. Lamentó, no sin razón, la gran cantidad de bajas que tiene en defensa, aunque no justifique la derrota ante Osasuna. Le conocíamos en las victorias, lamentablemente empezamos a conocerle en las derrotas.

Seis cambios, no cuatro. Aún colea el partido del miércoles en el Bernabéu (6-1) y las explicaciones, reposadas con el paso de los días, de Luis García en la previa del Osasuna. Le honra al técnico haber admitido que el primer responsable de la derrota fue él, y que se equivocó en el planteamiento, pretendiendo jugar de tú a tú a un rival infinitamente superior en todos los aspectos. Pero se empecinó en afirmar, erróneamente, que las rotaciones se redujeron a cuatro. Gayà, titular en una decisión muy arriesgada, como se demostró a los dos minutos, Febas, Battaglia, Lago, Kang In y Hoppe suman seis, seis futbolistas que entre todos ellos sumaban 191 minutos antes de ese partido. El duelo ante los blancos lo tiró pensando únicamente en el Osasuna, en otro error, porque, como se demostró ayer, nada te garantiza que dando descanso a tus mejores hombres, o en los que más confías, en el siguiente partido se vaya a ganar. Si este inicio de campeonato está demostrando algo es que cualquier rival puede sorprender a cualquiera, por grande que sea. Que se lo digan al campeón Atlético de Madrid, que el sábado perdió ante un Alavés que no había sumado ni un mísero punto; o al Athletic, que vio cómo el Rayo se impuso en San Mamés. Los partidos hay que jugarlos, no regalarlos de antemano, como hizo Luis García.

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