Dijo García Plaza en las horas previas al partido de Las Palmas que le ha pedido a sus jugadores que no miren la clasificación. Aseguró que si se ganaba estaba «bien», y que si se empataba también. Puede que el técnico rojillo no mire la tabla pero el aficionado sí lo hace. Solo así se explica que parezca bueno el empate logrado ayer en Canarias. Al fin y al cabo, si se hace balance de lo que queda al final de esta jornada, lo importante es que el Mallorca tiene un punto más de ventaja sobre el tercer clasificado, el Almería, que es lo que realmente importa. Es verdad que el hecho de que el Mallorca fuera el que se adelantara en el marcador deja un poso de frustración, pero la verdad es que Las Palmas también tuvo opciones para dejar a los rojillos sin nada.

Es necesario que el buen inicio del partido, en el que vimos a un Dani Rodríguez redivivo, al Amath incisivo que añoramos, y al Salva dominador del juego, hubiera durado algo más. Faltó contundencia en el primer tiempo para hacer el resultado inalcanzable para los locales y si no se remata a los rivales puede pasar cualquier cosa. Tras el descanso, los canarios monopolizaron durante más tiempo la posesión del balón, algo que el Mallorca no debía permitir, pues enfrente había un equipo que tenía mucha pólvora con Araujo y Jesé. El ritmo cansino que le pusieron los locales al juego no favoreció al Mallorca que se lleva un empate justo, porque si bien es verdad que Abdón tuvo dos ocasiones de gol, al final, los locales también las desperdiciaron. Queda una jornada menos de sufrimiento.