La actividad social puede topar con dos tesituras, la de necesitar espacios para su desarrollo normalizado o la de disponer de ellos pero en condiciones inadecuadas. Además, esta segunda situación, que en los últimos tiempos es muy frecuente, suele incorporar la premura de salvaguardar el patrimonio natural y arquitectónico. Veamos un caso concreto que recobra actualidad.
Las monjas no pueden mantener ni necesitan El Calvari de Felanitx, un enclave que refuerza el carácter y la historia de la población. La degradación es la okupa incómoda del lugar hasta el extremo de incentivar un movimiento cívico y cultural, con aval de firmas, que despereza a religiosas y Ayuntamiento para dar con la solución.
Hay movimientos de compra municipal y tanteo de usos próximos al albergue o local social para una casa que por algo lleva el nombre de Bellavista y que clama por su derecho a reinventarse, al igual que el abundante espacio que la rodea. Iglesia y administración civil tienen la oportunidad de un entendimiento obligado.
