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Lletra menuda: agua escondida en el agua

Importa más la estética que la intromisión en el equilibrio natural. Dicho de otro modo, tiene mayor peso el bienestar de los bañistas que una contaminación rebajada con vigilancia, camuflaje y depuración reglada. En el trasvase de la operación se pierde la posibilidad del aprovechamiento íntegro del agua, sin intromisiones, en una isla que en ningún caso vive ni vivirá de la nevada esporádica o los desbordamientos de torrentes de estos días. Nuestra principal habilidad se recrea en el despilfarro, tanto si es con pérdidas de escándalo en las redes públicas, fenómenos naturales, emisarios inyectados con distancia invisible en el mar o uso de agua desalada en greens de campos de golf, como acaba de autorizar la dirección general de Recursos Hídricos en Camp de Mar.

Nos quedamos en este último lugar porque es un sitio en el que hay otros movimientos de agua, aparte del indicado. La comisión de Medio Ambiente, meticulosa ella, se muestra favorable al cambio y prolongación hasta la distancia legal del emisario de Camp de Mar contemplando, eso sí, la posibilidad de replantar posidonia, no molestar a las aves marinas de la zona protegida y tampoco a los bañistas. Pero el agua depurada seguirá inyectándose en un Mediterráneo que la necesita menos que los jardines y huertos por regar o las calles por limpiar.

El resultado de la operación será un emisario con todas las de la ley y materiales adecuados, nada molesto, prácticamente invisible, desterrado mar adentro. El agua se esconderá en el agua. Es la solución fácil y rápida porque entre aguas revueltas todas parecen iguales y se vuelven indistinguibles.

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