El hallazgo de vestigios arqueológicos al realizar obras, sobre todo públicas, se ha vuelto una constante en Mallorca y en especial en algunas de sus áreas concretas.
Pollença, junto con Alcúdia, es uno de estos lugares especialmente afortunados por la presencia de contundentes restos de culturas primitivas. No lo decimos solo por sus monumentos más icónicos que dan carácter singular a la bahía del norte de la isla, sino también por los últimos descubrimientos fortuitos.
El empedrado de la calle Horta de Pollença ha topado con restos humanos que se atribuyen a la época islámica. Parón obligado y análisis de contenidos y espacios, lo cual supone molestivas vecinales y desbaratar las previsiones municipales en cuanto a obras, nada menos que en tiempo preelectoral. Pero está justificado, vale la pena. Incluso el controvertido Tomeu Cifre, ahora responsable municipal del área, lo ha entendido así. Otra expresión de la importancia del hallazgo.
Si a lo descubierto ahora en la calle Horta sumamos los hallazgos recientes de restos romanos en la calle dels Àngels, la necrópolis islámica de la pescadería y los individuos premusulmanes de Can Tereu,vemos con claridad que Pollença en particular y Mallorca en general, ha agrandado su patrimonio arqueológico.
