La construcción más sostenible edifica su futuro. Así, la arquitecta y diseñadora de interiores, Susanna Thomas, y el diseñador de interiores, Gabriel Santos, del despacho Santho están construyendo su casa en el centro de Sóller que se convierte en un claro ejemplo de una construcción más sana, natural y respetuosa con el medio ambiente. Y es que el concepto de bioconstrucción va afianzando sus bases en la isla. De hecho, Balears es un referente junto a Navarra, País Vasco, Cataluña o Madrid, ya que según desvela Eduardo Ramos, técnico de materiales de bioconstrucción y mano derecha de Thomas y Santos a la hora de asesorar en los materiales constructivos para lograr una casa más sana, las islas están entre las primera comunidades en apostar por una construcción más ecológica.
Cuando se toca el tema económico, surge el «esto es más caro», pero Ramos sentencia que no se puede comparar este sistema con el convencional sin tener en cuenta el valor añadido. Lo razona: «Cualquier producto ecológico en sí mismo puede tener un valor añadido por el hecho de ser ecológico pese a que en un principio pueda ser más caro. Cuando lo explicas al cliente se da cuenta y hay que ponerlo todo en la balanza. Mirar el coste económico de uno y de otro. Hay que hacer un planteamiento de una vivienda a 20 años vista porque la diferencia económica te permite que la vivienda tanto en verano como en invierno se comporte de una manera equilibrada teniendo confort con menos energía. Esto permite que cada año se vayan reduciendo los consumos energéticos que aportarán un reembolso de nuestra inversión inicial, por lo tanto, cada año irás recortando este diferencial pagado al inicio. Este tipo de obras que se plantean biopasivas a cinco o siete años vista ya están amortizadas. Entonces a partir de aquí, todo es ahorro energético. Y si nos plantamos en un escenario de 20 años vista, cualquier concepto que se considere biopasivo es más barato aunque al principio cueste más la inversión».
