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El atractivo de la estética urbana

Los pueblos, como colectividad, acostumbran a mirarse en sus calles. Santa Margalida tiene preferencia por hacerlo sobre Can Picafort, sin que ello vaya en detrimento de La Vila. La tendencia a la inclinación del municipio hacia su núcleo urbano costero no es solo una cuestión económica, que también, sino un asunto de identidad y hasta orgullo innato. Una de las opciones para no devaluarlo es ponerse al día, por lo menos en lo estético y superficial.

Si la calle está limpia y vestida de moderno parece que todo lo demás funciona. Sirve también de cebo turístico y residencial mejorado. Por ahí va la operación de «entorno más amigable» que el alcalde Monjo lidera y que quiere vestir de gala sin estorbos a las principales arterias urbanas que articulan Can Picafort. Las palmeras que quedan en el Passeig Colon serán sacrificadas como sus anteriores compañeras porque prima el cemento y la modernidad. También es un asunto de competencia y rivalidad entre núcleos costeros de la bahía de Alcúdia. Para ganar la partida hay que tener las avenidas bien puestas.

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