Cada día queda actualizada la demostración de que hay gente para todo. Hoy no se trata de discutir la conveniencia o recorrido del segundo cable eléctrico que tendrá Alcúdia como umbral de su entrada en Mallorca. El asunto, nada banal, es la irrupción, mediante robo de firmas, en el estado de opinión que se manifiesta en contra del trazado de la conexión eléctrica.
Todo se puede usurpar, incluidas las rúbricas que significan la expresión cívica de quien se ha preocupado por conocer la previsión de infraestructuras públicas y se ha comprometido en ello con nombre y apellidos. Por contra, nada de civilizado tiene el hecho de desbaratar un determinado estado de opinión o imponer otro mediante una acción cobarde y anónima que va más allá de la gamberrada.
Ante este hecho, la plataforma en contra del segundo cable mantiene una posición conciliadora que invita a la reparación de la fechoría y está en sintonía con la postura municipal. Es la reacción serena, pero contundente, de quien actúa con convicción propia. Otro factor a tener en cuenta para quienes deben decidir el recorrido último del cable eléctrico.
