Manacor volvió a reconciliarse con sus animales tres años después. Miles de personas llenaron el recorrido habitual de las Beneïdes de Sant Antoni, desde la avenida de Baix des cós y formando un rectángulo con la avenida Portugal o la plaza Ramon Llull, donde se colocaron las autoridades, la Colla de Dimonis del Patronat y Joan Francesc Cortès, el joven capellán manacorí que este año presidió la ceremonia.

El vicario de la catedral de Sant Feliu de Llobregat tuvo que empezar pidiendo disculpas por el desafortunado comentario que hizo público el lunes en sus redes sociales, criticando tanto al alcalde como al equipo de gobierno de izquierdas por, a su entender, no dejar entrar a más gente que había asistido a los ensayos de Completes.

Cabe recordar que el alcalde Miquel Oliver anunció que no acudiría a las Completes del lunes como señal de protesta y para apoyar a las personas que habían acudido a los dos ensayos previos que se vieron desbordados por la gran afluencia de asistentes.

Completes de Manacor Sebastià Sansó

Volviendo a la celebración, las Beneïdes desafiaron al viento que durante toda la noche y parte de la mañana azotaron Manacor y se desplegaron sin demasiados problemas aparentes. 

Policía Nacional

Eso sí, tanto la Policía Local como la Nacional tuvieron que desplegar un dispositivo para evitar que el público asistente pudiera ocupar distintas zonas sensibles del recorrido, ante el temor que ramas de los árboles cercanos a la Plaça des Mercat pudieran caer sobre los vecinos.

Completes de Manacor Sebastià Sansó

Afortunadamente, pese a la amenaza del mal tiempo que se cernió sobre toda la jornada, no se registró ningún incidente a lo largo del recorrido.

Con todo, los Dimonis fueron de nuevo protagonistas de las principales fotos previas y posteriores y las carrozas las que atrajeron las miradas durante las dos vueltas que duró la ceremonia de bendición. 

A lo largo del recorrido por las calles de Manacor, hubo recreación de estampas del campo en las que los niños y mayores vestidos a la antigua usanza fueron quienes mantuvieron el espíritu rural de la fiesta como tradición. 

Y todo ello en medio de un público que se reencontró dos años después con una de las celebraciones más tradicionales de Sant Antoni tras dejar atrás el bienio de suspensión por la pandemia de la covid.