Oliver Kunz es el autor del belén que desde hace una semana se muestra en el salón de entrada del Hotel Bareffot de Portocolom y que ha costado más de una semana de montaje, eso sí, con alguna ayuda.

Kunz es un director de hotel nacido en Suiza y que lleva en Mallorca más de quince años, siempre trabajando en el sector de la hostelería, pues ha sido director de diferentes hoteles, la mayoría de los cuales, en el mismo puerto de Felanitx.

Desde siempre Kunz ha combinado su trabajo con una afición belenista, aunque fue hace ocho años cuando optó por realizar su primer Belén utilizando figuras de la casa de juguetes Playmobil. Así que, en los últimos hoteles en los que ha ocupado puestos de responsabilidad, por Navidad ha querido organizar ese proyecto que ha ido creciendo año tras año.

«Al principio mi belén ocupaba unos pocos metros cuadrados, pero la cosa fue creciendo, adquiriendo nuevas figuras y elementos, hasta llegar a los cuarenta y cinco metros cuadrados del montaje actual», afirma. Y añade: «Todavía me quedan algunas figuras por colocar, pues las he pedido y están por llegar, así que en unos días todavía habrá crecido más».

A la pregunta de cómo surgió la idea, Kunz contesta: «En mi país es muy normal que en las fiestas navideñas las familias salgan a pasear y a ver mostradores y contemplar las luces que llenan las calles. Aquí pasa lo mismo, pero mayoritariamente en Palma; en lugares más pequeños, como Portocolom, no todas las familias pueden ir a la capital a pasar la tarde, así que pensé darles algún aliciente aquí mismo». Y en efecto, el espacio que ocupa ese espectacular montaje es grande y puede ser visitado a cualquier hora y por personas de todas las edades. «Incluso», apostilla el autor, «los padres y abuelos pueden dejar a los niños aquí, ir a tomar un café y volver más tarde, no hay peligro de que destrocen el material, pues al ser de plástico, las figuras pueden recomponerse fácilmente». Eso es un valor añadido al proyecto: es manipulable.

Esos metros cuadrados están estructurados en diferentes secciones, cada una con personajes característicos. Así, encontramos un espacio dedicado a la Roma imperial, con sus carreras de cuadrigas a lo Ben-Hur o el circo con sus gladiadores, otro dedicado a los cuarteles de entrenamiento de las legiones romanas. También hay espacio para el desierto, con caravanas de camellos, así como para ciudades de la época, con sus casas, sus palacios y sus residentes y zonas agrícolas, llenas de rebaños, pastores y campesinos.

Las montañas de la zona están hechas con espuma, «la que se utiliza en la construcción» y el mar, que contiene incluso tiburones bajo las aguas, está hecho con cristal y papel transparente.

Especial atención merecen las figuras del caganer romano o del fraile escondido, que para Oliver Kunz «son imprescindibles en todo belén».

Los reyes magos de oriente, la cueva del nacimiento, los pastores, todo está presente y lleno de detalles que no se ven en una primera visión, pues son tantos que muchos quedan desapercibidos.

«Y eso no es todo», comenta Kunz, «este año he querido poner figuras provenientes de algunas películas Disney como Blancanieves, el Rey León, Rapunzel o incluso Mary Poppins, que están escondidas entre las tradicionales y que el visitante niño debe descubrir; todo un reto».

Durante las mañanas de los últimos días antes de las vacaciones escolares, han pasado por el hotel para ver ese enorme montaje todas las clases de la escuela de primaria de Portocolom.