El ayuntamiento de Calvià transmite la idea de que el panorama geopolítico internacional y la situación económica que se deriva de él inciden directamente en el presupuesto municipal de 2023. Menos mal. Significa que cuadran con la realidad y, en consecuencia, con las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía. Lo contrario sería preocupante, porque ya sobran de por si los déficits contantes entre gestión política y descontento vecinal.
Si es cierto que las cuentas del año electoral cuadran con la realidad y la posibilidad, es consecuente que se vean afectadas por el encarecimiento de costes que se achaca a la guerra de Ucrania, la resaca de la pandemia y pongan su esperanza en la ligera recuperación económica que se vaticina. Con todo ello y al amparo del remanente municipal, necesitan dedicar importantes capítulos al refuerzo social y a algunas necesidades básicas que ya se han transformado en carencia endémica en toda Mallorca, como la vivienda.
En pocas palabras, los presupuestos municipales son un espejo social del momento presente. De lo contrario, serían difíciles de justificar. Para reafirmar su fidelidad con la ciudadanía en el momento presente, es importante también que reserven un apartado significativo a los presupuestos participativos y que hayan procurado no incrementar tasas y tributos. La gente lo agradecerá y los gobernantes esperan ver el beneficio en las urnas.
