Bunyola se vistió de gala el pasado sábado para rendir homenaje a Sebastiana Quetglas Estarellas, de Son Roca, figura clave en la cultura popular del pueblo y cofundadora de la Escola de Ball de Bunyola.

Organizado por sus compañeros de esta entidad, y con el apoyo del ayuntamiento, en el acto participaron una decena de personas que repasaron la vida y las aportaciones de la homenajeada en los diversos ámbitos en los que ha dejado marca.

Nacida en 1939, desde pequeña vivió rodeada de la música tradicional, desde que tenía ocho años y aprendió las primeras tonades de la mano de Francisca Sangre, a quién ella considera una de sus maestras. En 1978 participó en la puesta en escena de la obra Siau Benvingut, de Alexandre Ballester, una de las primeras representaciones del Teatre de Bunyola. De allí nació el germen de lo que sería su mayor contribución a la cultura popular: la fundación de la Escola de Ball de Bunyola, una de las asociaciones emblema del pueblo que en sus más de cuarenta años de historia ha mantenido viva la llama de los bailes y la música tradicional entre varias generaciones de bunyolins.

Su trayectoria, ya había recibido un primer reconocimiento en 1995 cuando se le entregó el Premi Tramuntana, que otorgaba el Col·lectiu Cultural Sitja por votación popular. 

Durante el acto, en el que tomaron la palabra Caterina Garcies, Francesc Huguet, Bàrbara Suau o Catalina Mateu, entre otros, se rememoraron las numerosas aportaciones de la homenajeada en el campo de la cultura popular del pueblo, como fue la recuperación de las canciones populares, recopiladas en el disco Bunyola, tonades i cançons (Ona Edicions, 2003) o su participación en el proyecto Ferments, de Miquel Brunet.

El alcalde de Bunyola, Andreu Bujosa, entrega un obsequio a Sebastiana Quetglas 'de Son Roca' en presencia de sus hijos. Jaume Mateu Verdera

Como se recordó en el homenaje, la voluntad de Sebastiana Quetglas por recuperar y divulgar la cultura popular la llevó también a mediados de la década de 1990 a enseñar juegos y músicas populares a niños del pueblo. Su pasión por la música y los bailes tradicionales también la llevó a enseñarlos en Palmanyola y en otros municipios, como Alaró, o centros educativos como Aula Balear o el colegio Pius XII.

Además, durante años fue la organizadora de la Pujada a Lluc a Peu desde Bunyola y en 1996 fundó la Confraria de Santa Bàrbara.

El acto finalizó con la entrega de obsequios a la homenajeada y uno de sus bailes preferidos, la Jota marinera.