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El último pasajero del tren de Llevant

Tomeu Ginard recuerda cómo fue su último viaje ferroviario entre Son Servera y Artà

El último pasajero del tren de Llevant. Biel Capó

Tomeu Ginard Palou era un joven músico artanenc de 18 años, que en junio de 1977, tuvo la oportunidad de presentarse a unas oposiciones para entrar en la Banda Militar de Palma para optar a una plaza de bombardino. Para ello se desplazó diariamente durante unos días con tren a Palma. Viajaba con el primer tren de la mañana y volvía por la tarde a Artà, después de realizar los exámenes, que debían que durar unos días. No recuerda el día exacto, pero sí que fue después de aquel 15 de junio de 1977, que se realizaron la primeras elecciones democráticas después de la dictadura en España cuando, un día de regreso a Palma, en la estación de Son Servera, se quedó solo en el tren y así realizó el trayecto hasta la próxima estación que era Artà. Al día siguiente tenía que regresar a Palma y se desplazó hasta la estación de tren, donde también se encontraban otros usuarios, allí no les despacharon billetes, porque según les explicó el jefe de la estación, el tren había tenido una avería y no saldría. Pero la realidad fue otra, aquel fue el último viaje del tren que realizaba el trayecto de Palma a Artà, una conexión ferroviaria iniciada en 1921. Así aquel joven se convirtió en el último pasajero que realizó el trayecto de Palma a Artà. 

Ahora Tomeu Ginard ve con mucha ilusión el anuncio del Govern de la vuelta del tren de Manacor a Artà, pero no esconde algún que otro recelo: «No quisiera que fuera otra promesa porque se acercan elecciones sino que esta vez espero que sea una realidad». Considera que este medio de transporte tiene que prestar sus servicios y que descongestionaría unas carreteras muy saturadas de vehículos y que, de esta manera, los usuarios podrán optar por uno u otro medio de transporte. 

En cuanto a su rentabilidad, recuerda que en la península hay lineas y tramos que no son rentables y con unos servicios, que aunque, algunos, los consideren caducos, ya nos gustaría tener aquí. «Si el ser humano es capaz de llevar una máquina motora a Marte y dirigirla desde la tierra, no tiene que ser tan difícil instalar aquí treinta kilómetros de vía para que llegue el tren de Manacor a Artà», esgrime Ginard, que considera que el tren actual tendría que ser moderno y rápido para poder ser competitivo en la sociedad actual. 

Reconoce que si la vuelta del tren de Llevant es una realidad, él seguirá usando este medio de transporte, al igual que hace ahora, solo que se tiene que desplazar a Manacor, para tomar el tren a Palma. Recuerda con cariño y mucha nostalgia lo que significó aquel tren no solo para él, sino para los jóvenes que como él crecieron con el tren. 

Desgrana la variedad de gente que usaba aquella desaparecida línea, desde religiosos a payeses que se vestían bien para visitar Ciutat o aquellas personas que viajaba con un cajón que contenía un gallo vivo, que servía para agradecer algún servicio a alguien. También rememora cómo en aquel tren había unos departamentos para los mutilados de la guerra o como los soldados de Palma se desplazaban hasta Artà para realizar sus maniobras militares. 

El tren, cuenta Tomeu Ginard, era también el referente de los niños que acudían a la escuela del convento de su barriada (Son Bonaventura) ya que «la llegada del tren de las tres de la tarde servía para que los niños que después de comer iban a jugar al pinar de la estación, supiéramos que era la hora de volver a las clase». «Si el tren se retrasaba, nosotros también llegábamos tarde a las aulas», pero los profesores lo entendían porque «el tren era nuestro reloj». Pero también tenía la magia de que cuando llegaba al final del trayecto, de las vías, «ver cómo un disco daba la vuelta a la gran máquina que tiraba del convoy, era para nosotros un momento mágico». Así, el último usuario del tren de Llevant sigue considerando la gran funcionalidad que tuvo en su momento el tren y espera ilusionado que la siga teniendo en esta nueva etapa, si es que se convierte este anuncio del retorno en una realidad.

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