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Lletra menuda

La fragilidad de las soluciones urgentes

La reproducción de los conflictos laborales que afectan a distintas mancomunidades y municipios de Mallorca demuestra, por una parte, que las soluciones inmediatas y parciales que se están aplicando constituyen un mal remedio y, por otra, que las carencias laborales y técnicas que afectan al sector son de grueso calado y, por tanto, requieren remedios más profundos. El convenio colectivo que incomprensiblemente todavía tiene la tinta húmeda por reciente, resulta imprescindible pero dista mucho de ser la panacea pretendida. Sin dotación económica y herramientas válidas poco se hará.

Alcúdia escenifica a la perfección la problemática que aqueja a la recogida de residuos sólidos urbanos en Mallorca. En julio hubo una huelga que dejo las calles con la basura amontonada durante cinco días y puso en posición de pánico al Ayuntamiento y a los hoteleros, más preocupados por la mala imagen turística que por la resolución efectiva del conflicto. El objetivo era frenar el paro de manera inmediata.

Con la mediación del vicepresidente Negueruela se arbitró un armisticio fijando unos plazos que no se han podido cumplir. Y vuelve a resurgir la protesta con resentimientos y decepciones más enconadas. Los trabajadores de FCC Lumsa reclaman la dimisión del equipo de gobierno al completo y tienen la intención de plantarse ante el pleno de mañana, sesión a la que debía presentarse una nueva contrata a la que, según el acalde, «le falta una semana». Era cuestión de serenidad y de cálculo acertado de tiempos y condiciones necesarias. Con estas premisas también se podrá ver que los remedios exprés son erráticos y que la recogida de basuras requiera replanteamiento integral.

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