La situación es «insostenible». Se trata de una «emergencia viaria». Así de claro se postula Tramuntana XXI en referencia a la carretera de la Serra, la MA-10, una vía donde la masificación, las carreras ilegales, la peligrosidad y el nivel intolerable de ruidos están a la orden del día. Por ello, la entidad exige una «moratoria de pruebas deportivas hasta que la situación esté bajo control». Y es que argumentan que es «intolerable» la frecuencia de autorizaciones de pruebas deportivas, sobre todo de vehículos a motor, que «suponen un nivel de molestias excesivo para los residentes y constituyen un efecto llamada a los abusos continuados de la carretera por parte de conductores deportivos estimulados por estas pruebas». De hecho, Tramuntana XXI cifra en 14 las pruebas autorizadas en lo que llevamos de año. La última es el rally Vall de Sant Pere de este fin de semana, además cifra en 26 el total de jornadas de automovilismo autorizadas a lo largo de este 2022, la mayoría en la MA-10.

Ante esta situación, Tramuntana XXI propone reforzar los medios humanos y técnicos con el objetivo de que velen por el cumplimiento de la normativa vigente en materia de velocidad, ruidos y dimensiones de los vehículos. Además de aplicar una moratoria de pruebas deportivas, piden iniciar un estudio técnico de movilidad tanto en la MA-10 como en otras vías de la Serra. «Sin estas acciones continuaremos en una situación insostenible, que degrada el espacio privilegiado y pone en peligro el bienestar e, incluso, la vida de sus usuarios», sentencia Tramuntana XXI, que aprovecha sus reivindicaciones para expresar sus condolencias por las víctimas que se ha cobrado esta vía como la de Alba Palacios el domingo. «Queremos manifestar nuestra profunda preocupación por la permanente acumulación de accidentes en la MA-10, lo que reclama la atención institucional para recuperar la máxima seguridad posible en esta vía», reivindica Tramuntana XXI en su escrito. «No ignoramos los esfuerzos de las instituciones, que han impulsado un grupo interadministrativo para proponer soluciones», reconoce la entidad, que puntualiza que se han llevado a cabo acciones disuasivas, pero la «situación satisfactoria» aún está lejos.

Remarca que el problema histórico de ruidos y peligrosidad en la Ma-10 continúa generando tensiones y malestar entre usuarios, visitantes y residentes. «Los usos ilegales de la carretera son intolerables y superan la capacidad de control de los medios que dedican las administraciones». El incumplimiento de la normativa en materia de velocidad y contaminación acústica repercute en la falta de seguridad y en la calidad de vida de los vecinos.

Carreras ilegales, sin freno

Los vecinos han vuelto a denunciar que las carreras ilegales en la MA-10 no pisan el freno. De hecho, califican el pasado fin de semana de «infernal» ya que la carretera del Puig Major fue de nuevo escenario de carreras ilegales protagonizadas por motos de gran cilindrada. Los vecinos reiteran los graves problemas de ruidos y la peligrosidad que supone el exceso de velocidad. En aquella tarde «de infierno», lamentan los afectados, no hizo acto de presencia ningún agente de la autoridad policial para poner freno a las imprudencias en la zona.