Fornalutx ha recuperado este miércoles su fiesta más esperada. Cientos de personas, en su mayoría jóvenes, han participado en la denominada “Baixada del bou” que ha vuelto después de tres años de ausencia debido a la crisis sanitaria del coronavirus.

Fiel a la tradición, el municipio se reencontró con su ‘correbou’ que ha sido protagonizado por un manso buey que ha recorrido las escalinatas de sus calles hasta la plaza de España en un trayecto sensiblemente más corto que en las pasadas ediciones.

A las ocho de la mañana se soltó el cohete que anunció la suelta del animal. El pasacalles empezó en la zona del Maiol donde el astado inició un lento descenso hasta el centro de la villa. El animal, que iba amarrado con cuerdas por su cornamenta, fue acompañado por un grupo de voluntarios que lo dirigió por las calles a seguir. Al frente de este grupo estuvo el alcalde Francesc Marroig. El gentío que acompañó la comitiva dio el tono más festivo a una ‘baixada’ que se caracterizó por la tranquilidad con la que el animal fue recorriendo su camino.

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Búscate en el correbou de Fornalutx

Ya en la plaza, el animal protagonizó la recta final del ‘correbou’. Una muchacha del municipio, ataviada con ropa de payesa, se encargó de colocar una corona al toro que poco después fue conducido a un corral que por primera vez se instaló en la misma plaza. De esta manera se acortó el recorrido en comparación a las ediciones del ‘correbou’ anteriores a la pandemia, ya que hasta 2019 el animal continuaba su camino hasta la calle Sa Font. Ya en el corral, el buey pudo ser contemplado por los participantes al tiempo que se llevó a cabo un homenaje en el que jóvenes del municipio le entregaron ramas de olivo. Tras finalizar la ofrenda, el animal ha sido introducido en un remolque para ser devuelto a la finca de donde pertenece. Durante el festejo no se produjeron incidentes.

Con la entrada en vigor de la Ley de Bienestar Animal en el año 2017, Fornalutx tuvo que adaptarse a algunos cambios para mantener el ‘correbou’. El primero de ellos consistió en cambiar el toro de lidia por un buey manso que finalmente no es sacrificado. El otro gran cambio fue el recorrido, que recuperó el que inicialmente seguía esta fiesta. El ‘correbou’ tuvo sus inicios en el siglo XIX. De hecho hay constancia escrita de que así fue. Durante muchos años la población de la Serra lo tenía difícil acceder a la carne para comer. La de ternera, todavía más. Por eso en Fornalutx y otros lugares se organizaban en sus fiestas el ‘correbou’, un pasacalles en el que se acompañaba un toro que después se sacrificaba en el matadero. Su carne abastecía a la población y especialmente entre aquellos que habían contribuido a las fiestas.