«Es un estilo de vida, es autonomía, es libertad y una manera muy práctica de viajar o desplazarse unos días o un fin de semana en familia. Llevarte tu hogar contigo tiene sus grandes ventajas, y sin estar sometido a ningún tipo de horarios. No cabe decir que también resulta más económico que realizar un viaje en avión, pagando billetes, hotel y desplazamientos». Así lo explican algunas familias propietarias de autocaravanas que llevan, desde hace años, desplazándose en este tipo de vehículos tanto por Balears como por la Península y otros países. Sin embargo, uno de los principales inconvenientes para este tipo de ocio es la falta de zonas habilitadas para su estacionamiento.

En la opinión de Eva Martínez, en Mallorca la normativa actual no favorece para nada ni el ocio ni el turismo de autocaravana, ni tampoco que la gente de aquí pueda utilizarla de manera libre. «Estamos muy limitados en lo que se refiere a áreas o lugares donde poder ir y pernoctar con total tranquilidad; padecemos aquella inseguridad de si nos echarán de aquí, si nos van a decir que aquí no podemos estar o si mañana, cuando volvamos, este espacio ya estará cerrado a las autocaravanas». Eva opina que si tanto el Govern como los ayuntamientos de la isla pusieran un poco de su parte, habilitando unas zonas, aunque sea pagando una cuota, eso facilitaría que aquí viniera un turismo más familiar, mucho más sano y más respetuoso con el entorno, y también facilitaría que la gente de Mallorca podría aprovechar esas zonas habilitadas para acudir con su caravana, «cosa que ahora no podemos hacer tanto como desearíamos». Además, añade Eva, «hay que tener en cuenta que caravanistas que vienen a pasar unos días en la isla, bien sea procedentes de la Península o de otros países de Europa también generan consumo y negocio en comercios, restaurantes y gasolineras, igual que lo hacen los turistas que se hospedan en los hoteles, con la gran diferencia que en el caso de las autocaravanas no estamos en las mismas condiciones de lugares ni de actividades que podamos llevar a cabo». 

En la opinión de Eva, esas diferencias son las que provocan que gente que viene en autocaravana o que las alquila aquí en la isla, al no existir esas zonas habilitadas, muchas veces termina aparcando en cualquier lugar, de cualquier manera, incumpliendo las normas; incluso en el peor de los casos eso puede suponer también que algunas de las pocas zonas que hay acaben siendo prohibidas para el uso de autocaravana. «Hemos sido testigos de este tipo de infracciones y malos comportamientos, y al final todo eso acaba perjudicando la imagen de la gente de aquí que los fines de semana salimos con nuestra autocaravana, respetando normas y entorno», explica.

Precisamente, en relación con el sector hotelero, una propuesta que hacen Bernardo Horrach y su pareja María Manuela Arenas, es que algunos hoteles tal vez podrían aprovechar una parte de sus terrenos que puedan tener sin utilizar para habilitar en ellos un aparcamiento para un número determinado de autocaravanas, cobrando una cuota para su estacionamiento y también por el uso que puedan hacer de sus instalaciones como pueden ser sus bares, restaurantes y piscinas.

Interés en aumento

Por su parte, Antonio Amengual explica que el interés por las autocaravanas ha ido en aumento en los últimos años, y en Mallorca ya hay, como mínimo cuatro empresas de alquiler de este tipo de vehículos, además de usuarios que, a nivel particular, también las alquilan. Amengual destaca que la gente que se desplaza en autocaravana supone una oferta complementaria amplia, pues no se trata solamente de gente que acuda a zonas costeras, muchos también optan por pasar unos días cerca de la montaña, otros son aficionados al cicloturismo, y en la isla, señala Amengual, hay muchos sitios que podrían ser habilitados para este tipo de vehículos. 

«En el fondo, se trata de un tipo de turismo ecológico, respetuoso con el medio ambiente y con las materias primas, no consumiendo territorio ni terrenos de manera innecesaria». En la Península, añade, hay muchas zonas que están habilitadas para las autocaravanas, un hecho que contribuye a que este tipo de visitantes deje un dinero donde difícilmente llegará el turismo más tradicional, como puede ser el caso de municipios de interior o pueblecitos de montaña, y a todo ello se suma el hecho de que los caravanistas, en su mayoría, son clientes del pequeño comercio.