Buscar o indagar sobre la muerte en un cementerio responde a la normalidad, pero si se hace en un lugar diferente al establecido para los enterramientos significa que algo extraordinario y fuera de lo cotidiano ha ocurrido.
Aún así, los cementerios también pueden esconder muchos secretos de la anormalidad porque los humanos tendemos a complicar la vida.
Quien tenga un conocimiento esencia de lo ocurrido durante la Guerra Civil en Mallorca sabe que buena parte de sus claves permanecen bajo los arenales de Sa Coma. Por eso tiene especial importancia y significado que el cuarto plan de fosas contemple al fin una intervención en esta playa con el objetivo de dignificar la memoria y el buen nombre de quienes perdieron la vida en el frente bélico.
No será fácil porque las propias condiciones del enfrentamiento, las características naturales del lugar y el tiempo transcurrido dificultan unas labores que solo parecen capaces de salvarse por los adelantos técnicos y la profesionalidad de quienes las llevan a término.
Los resultados obtenidos en los planes anteriores permiten albergar esperanzas.
Todo invitaba al escepticismo en Son Coletes y las localizaciones halladas en este cementerio de Manacor, también clave en el desastre de la Guerra Civil, abocan ahora a nuevas excavaciones.
Que en toda la isla se hayan encontrado ya a 220 víctimas de las cuales 40 han podido ser identificadas, es un avance muy significativo en cuando a reparación de la memoria histórica y dignificación de quienes perecieron en el conflicto fratricida y sus vergonzosos derivados. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer y muchas cosas y situaciones por esclarecer.
