Unos ruidos misteriosos procedentes de una zona de pinar son inmediatamente contestados por un rugido aún más fuerte, creando una atmósfera envolvente que no deja de acompañar durante todo el recorrido. Es la entrada a la recreación de un mundo prehistórico de animales salvajes y sorpresas en movimiento, único en Mallorca, y que abrió hace sólo unos días en las Cuevas dels Hams de Porto Cristo. Se llama Dinosaurland y acoge, dentro del concepto de parque temático, a más de un centenar de dinosaurios de todas formas y tamaños, muchos de los cuales se mueven dando una sensación de inmersión en escenas de película.

"El proyecto nació hace varios años cuando las Cuevas dels Hams compraron las figuras de los viejos dinosaurios del Olivart (el reclamo de un centro de venta de souvenirs de olivo en Manacor), con la intención de hacer algo con ellos. Pero vimos que eran pocos y algunas figuras no estaban en buen estado... así que se decidió diseñar todo un proyecto desde cero con la calidad suficiente como para sorprender y que fuera una gran experiencia", recuerda Pedro Miralles, ideólogo de Dinosaurland junto a Eduardo Iglesias y Alba Sueiro, todos ellos provenientes del mundo del cine y los audiovisuales.

Aunque el resultado haya sido espectacular (y aún queden cosas por implementar), el proceso ha sido largo y laborioso. Empezando por los plazos, puesto que la construcción del proyecto coincidió con el confinamiento, lo que complicó forzosamente las cosas. Pese a que también eso acabara siendo clave para la gran idea... ¿Por qué no aprovechar toda la experiencia cinematográfica para conseguir un mundo jurásico en movimiento en la isla?

Dicho y hecho, cada dinosaurio se encargó a una empresa asiática especializada en construir a medida modelos animatrónicos (es decir, que tengan movimientos realistas), que una vez diseñados fueron enviados a Mallorca por piezas, para que luego artistas locales las montaran de nuevo. "No son piezas elegidas en un catálogo sino que son figuras hechas a medida, que después han sido repintadas y modificadas de forma realista".

El dinosaurio más grande del mundo

De todos ellos destaca el Titanosaurus, el dinosaurio más grande del mundo y que está recreado a partir de un modelo de 50 metros de largo. Tanto, que cabría todo un piso de tamaño normal en su estómago. Diseñado por el artista especialista en Paleontología, Roc Oliver (que también se ha encargado de todos los dibujos que aparecen en las fichas técnicas de cada animal) el Titanosaurus ha necesitado dos meses de montaje y un proceso artesanal para coser su piel a mano.

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Los dinosaurios conquistan Mallorca Sebastià Sansó

De hecho, para acabar de dar el toque lo más verosímil posible a Dinosaurland, se ha contado con todo el equipo de atrezzo liderado por Alba Sueiro y con la ayuda del reconocido escultor internacional, Tomàs Barceló y todo su equipo artístico.

Nada ha escapado a la configuración de un lenguaje especial que aumente el interés por la visita; desde el logo y la entrada (creada expresamente para la ocasión en hormigón), hasta una banda sonora compuesta por el propio Pedro Miralles y Jeremy Loscher, que va cambiando de ritmo e intensidad según el sitio y el momento así lo requieran.

Una experiencia complementaria

Según han explicado sus responsables, lo que se quiere conseguir con Dinosaurland, es unir a su vez dos conceptos únicos: las ya míticas grutas y cuevas subterráneas descubiertas a principios del siglo XX y el nuevo parque temático: "Ambas cosas pueden complementarse perfectamente dentro del imaginario colectivo. Así con una sola entrada de 22 euros quien quiera podrá visitar las dos cosas" durante todo el año.

Además de marcar el recorrido y numerar cada dinosaurio con el nombre y una completa ficha técnica de dónde vivían, qué comían o cuál era su altura (haciendo la comparación con la escala humana), existe también una zona específica para los más pequeños, con rompecabezas y areneros donde jugar a ser arqueólogos en busca de un gran esqueleto de dinosaurio. O una grada para poder contemplar todo un espectáculo de velociraptors, por ejemplo.

Pero por si todo esto no fuera suficiente, el parque cuenta con una gran tienda donde los amantes de los animales prehistóricos podrán encontrar de todo y de todas las marcas, desde tazas a disfraces, pasando por figuras o camisetas. Y al salir, si hay hambre o sed, un mordisco en el Dinoburger puede acabar de hacer el viaje mucho más inmersivo.