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Juana Ruiz
Juana Ruiz Cooperante española presa en Israel

Juana Ruiz: «Israel no quiere organizaciones palestinas que trabajen por la paz»

«Nunca imaginé que me pudieran detener por trabajar por una causa humanitaria»

Juana Ruiz (Madrid, 1958) posa en su visita en Artà. | BIEL CAPÓ Biel Capó

La trabajadora humanitaria española Juana Ruiz, más conocida como Juani, fue puesta en libertad por Israel en febrero. Ahora quiere dejar atrás los diez «dolorosos» meses que ha pasado en una prisión israelí. Desde junio está en España junto a su marido para «recuperar fuerzas» y agradecer el movimiento de solidaridad español a favor de su libertad. Artà es uno de los puntos que ha visitado para devolver este «cariño» en forma de abrazo. En noviembre, un tribunal militar israelí condenó a Ruiz a 13 meses de prisión y una multa de 14.000 euros por «prestar servicios a una organización ilegal» y «recibir dinero e introducirlo ilegalmente» en Cisjordania, labor que desempeñaba en una ONG palestina que Israel considera ilegal. Ruiz aceptó un acuerdo de culpabilidad para rebajar su pena, de cinco a dos cargos, aunque siempre se ha declarado inocente.

¿Cómo se encuentra ahora que ya han pasado unos meses de su salida de prisión?

Me encuentro más tranquila, más relajada después de haber dejado el agobio de Palestina. Ahora en España aprovecho para encontrarme a mí misma y sobre todo para encontrar estabilidad. Me encuentro mucho mejor.

¿Qué le ha llevado a Artà?

Llegué a España el 1 de junio. A la isla he venido porque tengo unos amigos de hace 20 años, se trata de Artà Solidari. Todos ellos han venido cada par de años para apoyarme incondicionalmente en los proyectos de sanidad que tenía en Palestina. El día que fui detenida, según me cuenta mi familia, se volcaron para ayudarme y especialmente el ayuntamiento de Artà que aprobó una moción para defender que tanto la organización como Juani eran inocentes. He venido a dar las gracias por todo el apoyo incondicional recibido.

De aquí se va a Menorca. ¿Es un viaje de agradecimiento al movimiento de solidaridad que hubo en España por su causa?

Sí. Ya hemos estado en Alicante, Gijón, Santander... Estamos recorriendo la geografía española pero a Menorca nos vamos unos días de vacaciones para luego visitar Valladolid, Barcelona y muchos otros sitios porque ha sido muy agradable saber que toda mi gente me ha apoyado incondicionalmente. Estoy profundamente agradecida.

Ya libre, ¿con que ojos interpreta su condena y sus 10 dolorosos meses en prisión?

La conclusión que he sacado es que Israel no quiere que haya organizaciones palestinas que trabajen por la paz. La nuestra es una organización sanitaria, no tiene nada que ver con política. Ellos, según me dijeron, querían ilegalizar todas las organizaciones no gubernamentales palestinas que realizan un trabajo en apoyo a la sociedad palestina. Y, bueno, no lo han conseguido del todo. Es verdad que han hecho daño pero las entidades siguen trabajando.

¿Qué mensaje quería lanzar Israel con su detención?

Era un aviso a las organizaciones. Un aviso de que aunque fuera de origen español, a ellos no les importaba. Si no están de acuerdo con tu trabajo, pueden detenerte. Era un aviso a las organizaciones e instituciones españolas que no inviertan o que no trabajen con las organizaciones palestinas. Es muy complicado y esta labor se sigue desarrollando. Era debilitar la posición de las organizaciones palestinas.

Desde 1993 trabaja en la ONG Comités de Trabajos para la Salud...

Exacto. Ahora he tenido que dimitir porque la sentencia me ha inhabilitado cinco años y no puedo trabajar, por lo tanto, me he prejubilado.

¿En estos 28 años se le pasó por la cabeza que la detuvieran por su labor humanitaria?

¡Para nada! Es que fue un auténtico shock. No me lo imaginé y la forma tan brutal como fue. Nunca imaginé que me pudieran detener por trabajar por una causa humanitaria. ¡Ni de broma!

Ha pasado más de un año de aquel fatídico 13 de abril. ¿Qué recuerda?

Fue un momento muy duro. Me quedé en shock porque entraron en mi casa a las seis menos cuarto de la mañana. Abrió la puerta mi marido. Pensamos que se trataba de un registro rutinario. Pero le dijeron que se llevaban a su mujer para interrogarla pero «te la devolveremos». Tardaron diez meses. Ese día fue durísimo. Fue un interrogatorio intensivo. Me hicieron miles de preguntas. Ya pasó. Lo único que recuerdo es stress, dolor y sufrimiento pero ya se va curando.

Y en la prisión descubrió amistades nuevas...

¡Sí! De la experiencia tan demoledora que es entrar en prisión, me quedo con las casi 40 compañeras que desde el principio se ocuparon de mí para que no me faltara de nada y estuviera tranquila. Estoy muy agradecida y este hilo de amistad lo tendré siempre porque me encontré con otra familia cuando me sentí sola.

Ahora que goza de la libertad, se convierte en la voz de las mujeres que siguen en una cárcel militar israelí...

Esto es lo que me gustaría. Quiero que se conozca la otra parte de esta ocupación que es la prisión y, sobre todo, en el caso de las mujeres que son las grandes desconocidas. Quiero contar sus historias para que se las pueda apoyar.

Juana Ruiz (Madrid, 1958) posa en su visita en Artà. | BIEL CAPÓ biel capo

¿El sistema de opresión es fundamental para que Israel pueda mantener bajo control a los palestinos?

Uno solo lo puede ver con la situación que están viviendo. Confiscan tierras, confiscan el agua. Ahora hay un problema muy grave de agua. Hay escasez. Dependemos de Israel. Hay manifestaciones porque no les llega el agua. Es una parte fundamental para que los palestinos de cada vez se vayan retirando. Ellos quieren la tierra y hacen todo lo posible para que la gente no esté a gusto y sufran.

¿Qué recuerda del periplo judicial?

Cuando te condena un tribunal militar, aunque fueras inocente, ya te consideraban culpable. Al final, tuve que declarar que era culpable de trabajar en la organización y ellos lo consideraban ilegal, por lo tanto, el periplo ha sido muy duro, muy complicado pero es la forma como tratan a la población civil palestina.

Su hijo y su hija viven en Madrid...

Mis hijos impulsaron el movimiento de solidaridad pero hay que reconocer que mis amistades y todas las personas que me conocen de tantos años de trabajo han hecho un movimiento increíble. Se han unido miles de personas, no solo mis amigos. Es algo que me ha superado. Me ha emocionado mucho el cariño que han puesto en esta lucha. Han hecho lo imposible para protegerme y lograr salir.

«Necesito ir a España para recuperar fuerzas», confesó.

Ver a tus amigos, recibir abrazos y sentir que puedo pasear, ver el mar y las montañas no tiene precio.

¿Regresará a Palestina?

Tengo que regresar pero aprovechamos el verano para recuperar fuerzas.

¿Piensa plasmar su historia en un libro?

Sí. Tengo esta idea porque todo el mundo me lo ha pedido. Contar mi historia servirá para dar a conocer una pequeña realidad muy desconocida de lo que está pasando allí y lo que ocurre en las prisiones. En España mi caso ha servido para concienciar sobre la ocupación en Palestina.

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