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Policías locales

Andreu Alba y Manel Crespí: «Las dependencias a internet y a las drogas tienen síntomas iguales»

«Somos más partidarios de educar y supervisar que de prohibir», afirman los policías tutores, especialistas en nuevas tecnologías

Andreu Alba y Manel Crespí, el pasado jueves antes de presentar el libro. J. Frau

Estos policías tutores plantean en su libro el impacto de las tecnologías en la juventud con consejos a las familias, puntos de vista y reflexiones que contribuyen a arrojar un poco de luz a esta problemática de nuestro tiempo. El trabajo fue presentado oficialmente en el claustro de Sant Domingo de Inca el pasado jueves.

¿Cuál es el objetivo del libro?

Manel Crespí: Vendría a ser la continuación del libro que publiqué en 2015, ‘Sexting, whatsapp y reggaeton’. La problemática se va incrementando porque la tecnología avanza y cada vez invade más esferas de la gente. Vimos que faltaba información para padres y jóvenes. El objetivo es divulgar y ofrecer herramientas.

Andreu Alba: Sí, herramientas para una mejor convivencia digital. Nuestros hijos crecen con los móviles que les damos, pero no les explicamos cómo utilizarlos. No demonizamos las tecnologías, al revés, le damos valor a un buen uso.

El título es muy elocuente y no deja en buen lugar a las familias.

A.A.: Con el título buscamos crear una controversia. Mucha gente se ha puesto en contacto con nosotros para decirnos que van como zombis detrás de sus hijos. El título refleja la ayuda que nos piden las familias como policías tutores. Cuando yo empecé la problemática era el inicio del consumo de tabaco o alguna droga, y ahora son los videos que se envían…

¿Quieren decir que la tecnología ya preocupa más a los padres que el alcohol o las drogas?

A.A.: No, lo que pasa es que aquellos problemas han quedado más banalizados porque ahora la red le da difusión a todo. Antes te podías fumar un cigarro escondido y no se enteraba nadie, pero ahora lo publicas y lo ve todo el mundo.

M.C: ¿Y por qué lo publican? Porque les da ‘likes’ y si no lo sabe nadie no tiene gracia.

A.A.: Hemos dado conferencias en toda España y si hoy das una charla sobre tabaco y menores vienen cuatro padres. En cambio, si la ofreces sobre las tecnologías, es algo nuevo que interesa. Este tipo de problemática no es tan visible, los padres no son conscientes porque sus hijos no huelen a tabaco. No dejan huella.

¿Por qué las familias son zombis ante este problema?

M.C.: Son zombis en el sentido de que los padres, por desgracia, por cuestiones de rutina dejan el móvil a sus hijos para poder descansar. Tal vez hacemos las cosas sin pensar en las consecuencias ni el riesgo que pueda haber.

¿Cómo pueden gestionar los padres esta nueva situación?

A.A: Es algo nuevo. Los jóvenes ya nacieron con un móvil en la mano. Yo tengo 43 años y tuve mi primer móvil con 21 porque trabajaba y me lo podía pagar. Recuerdo que a mi padre no le hizo gracia, y eso que solo servía para telefonear. La problemática actual es por desconocimiento. En cada capítulo del libro explicamos los pros y contras de la tecnología. Ponemos un ejemplo: ¿Le dejarías un coche a tu hijo de 10 años? Todo el mundo responde que no porque no sabe conducir y no tiene carnet. Esto es lo mismo. Le estamos dando un Fórmula Uno a una persona que no sabe conducir.

M.C: Y se lo damos por diferentes razones: por la presión social, porque todo el mundo tiene...Pero si les damos el móvil les damos una puerta de acceso a la ciudad más grande del mundo, que es internet. Solo con este concepto ya deberíamos pensarlo un poco más.

A.A: Cuando a las familias les explicamos el símil de la ciudad más grande del mundo, dicen ‘ostras, y le dejamos solo’. A mi hijo de seis años no le dejaré ir solo a comprar, pero hoy en día cualquier niño de esa edad juega ‘on line’ con desconocidos.

¿Las redes sociales son peligrosas para los adolescentes?

A.A: Redes sociales y videojuegos, cada uno tiene su problemática pero viene derivada de lo mismo: un mal uso de la tecnología. En los juegos buscamos retos y en las redes sociales gustar a las otras personas…

M.C.: El mal uso sería enviar fotos y videos y el uso abusivo crea una dependencia a internet. Es curioso, porque los síntomas son los mismos que los de cualquier droga: querer estar conectado todo el día, dejar de hacer las cosas que hacías, no prestar atención a nada, ponerse agresivo y pegar si te lo quitan...Todo esto lo hemos visto nosotros.

¿Hay que establecer límites?

A.A: Nosotros no demonizamos la tecnología, ha venido para quedarse y está abriendo muchas puertas. Nosotros somos más partidarios de educar y supervisar que de prohibir. Cuando nuestros padres nos dicen que hay que ponerse el cinturón en el coche nos explican cómo ponerlo. Vamos enseñando día a día y con la tecnología debe ser igual.

M.C.: Ejemplos de límites que aparecen en el libro son la supervisión por parte de los padres (‘Qué haces, con quién te conectas’), control parental mediante aplicaciones con límites horarios y de contenido, y después fijar unas condiciones: ‘Te dejo un móvil pero debes cumplir unos compromisos’.

A.A: Es importante que a los jóvenes no les demos el móvil, sino que se los dejemos. Con un contrato que les dé el sentimiento de compromiso. Las consecuencias que aconsejamos si no se cumple es limitar el uso del móvil.

M.C.: Leí que los adolescentes no cumplirán nunca un contrato al cien por cien, pero es mejor tener el contrato y a veces pasarse que no tenerlo.

¿Si un niño/a de 10 años pide un móvil hay que cedérselo?

M.C: Nosotros siempre defendemos que hay que valorar la madurez de los niños. Los hay que con diez años son capaces de tener un ‘smart-phone’ con responsabilidad y los hay de 21 que no les dejarías ni una cafetera. La edad es relativa. Los padres son quienes conocen a sus hijos.

A.A: Como experiencia personal, recuerdo unos padres que se pusieron en contacto conmigo para preguntar si debían darle un móvil a su hijo para ir de viaje de estudios. Les dije que le prestaran un móvil antiguo y a los dos días el chico se lo devolvió.

¿La hiperconexión se traducirá en problemas psicológicos?

M.C.: Hemos tenido un banco de pruebas que ha sido la covid. No había más remedio que estar en casa, conectados todo el día. Cuando ha acabado la pandemia esta necesidad de conexión ha continuado y ha habido problemas de absentismo digital. La tecnología traerá problemas porque engancha, también a los adultos. Los jóvenes son totalmente dependientes de los móviles, no pueden estar lejos de ellos. No sabemos qué pasará en el futuro.

A.A.: Yo creo que los jóvenes de ahora ya tienen mucha más competencia digital que nosotros y las escuelas trabajan esta cuestión. Al final será una herramienta más para relacionarse, estudiar, trabajar...y por la competencia digital que empiezan a adquirir se darán cuenta que hay cosas que se pueden hacer y otras que no, como en la calle.

Ustedes deben haber tratado problemas graves. ¿Algún ejemplo que pueda explicarse?

A.A: Yo me topé con un problema de un chico que estaba conectado 37 horas y media semanales. Como una jornada laboral, solo pensando en las tecnologías. Él mismo dijo que tenía un problema. Otro caso curioso que comentó Manel fue que, hablando en un centro educativo, un alumno le reconoció que nunca había parado el móvil.

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