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El uso adecuado del patrimonio

El declive y desfase que han experimentado las cámaras agrarias puede ser un buen reflejo de la precariedad creciente que ha afectado el sector primario durante demasiado tiempo. Ahora se vislumbra un cierto repunte de la producción agrícola, una mejor organización, una actualización de medios y una cierta visión de futuro. Precisamente ahora, es cuando se le entrega un patrimonio material retenido durante demasiadas décadas sin que pudiera cumplir ninguna función ni aportar utilidad. Al perro flaco de la agricultura se le han mantenido las pulgas improductivas del antiguo sindicalismo vertical y sus derivados.

La titularidad institucional o pública del patrimonio tiene sentido en la medida que se consigue hacer buen uso de él. Después de haber perdido un tiempo precioso, todas las partes, y en especial los beneficiarios, celebran hoy que los inmuebles y el dinero aletargado bajo el polvo de las cámaras agrarias vaya a cooperativas, asociaciones de agricultores y ayuntamientos. Mae de la Concha les insta a un buen aprovechamos de los bienes entregados porque vienen tiempos difíciles en relación al cambio climático y la producción local. Que no se preocupe la consellera, la payesía sabe mucho de bregar entre dificultades. Las instalaciones que recibe darán mejor cobijo a sus profesionales para la organización colectiva.

Aseguran que la instancia del Parlament, el coraje de la Conselleria y la persistencia de las entidades locales han sido vitales para la cesión. Aun así, ha costado un año dar forma y contenido a un acuerdo «justo y equitativo». A los payeses todo les cuesta mucho. Siempre.

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