Hace unos días supimos que las aguas de s’Albufera han perdido en calidad de forma notable. Para no desentonar con los vertidos y fangos del lugar, ahora vemos cómo algunos comportamientos humanos de su entorno se meten en el mismo lodo de las actitudes vandálicas de quienes se escoran al margen de la ley. Y lo hacen a oscuras, claro, porque el incivismo nunca da la cara.
Proliferan los robos en barcas y la pesca furtiva del cangrejo azul en el Canal de s’Oberta. La instalación de un nuevo pantalán no ha comportado mayor seguridad. Falta el enchufe, en todos los sentidos. Ya es casualidad que entre las proximidades de las centrales eléctricas de referencia histórica, no lejos de Es Murterar y Port d’Alcúdia, haya tanta dificultad para instalar unas simples farolas.
Entre el bullicio del ocio de Can Picafort y Platja de Muro sigue habiendo una amplia zona oscura de carencia de servicios esenciales. La padece el medio ambiente y los bienes de las personas que entienden y saben respetar la norma y convivir con el entorno marinero.
