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Roser Corella: «El cine documental abre ventanas a las realidades desatendidas»

La documentalista llega a la sala Fornal de Manacor con dos documentales que han cosechados numerosos premios en todo el mundo

Roser Corella: “En Kirguistán el secuestro de mujeres aún es visto como una tradición cultural que como un acto criminal”

Roser Corella (Barcelona, ​​1978) de padre catalán y madre manacorina, es una documentalista independiente que actualmente reside en Berlín. Empezó su carrera como videoperiodista en TV3-Televisió de Catalunya, como colaboradora del programa Thalassa. Pero su interés por las historias humanas tras los temas globales le llevó a empezar a autoproducirse y desarrollar una visión personal en el ámbito del documental. Este viernes 3 y sábado 4 a las 19 horas llegan a la Sala Fornal de Manacor (con la colaboración del Cinemaclub 39 Escalons) Grab and run (2017), y Room without a view (2021), respectivamente. Dos documentales que se han mostrado y han ganado numerosos premios en todo el mundo. Posteriormente habrá un coloquio con la directora.

¿En qué momento condujo su carrera fílmica hacia el documental y por qué la atracción hacia el cariz más social?

Contar historias es una necesidad humana básica. Las historias nos atraen, nos conmueven e inspiran a ser mejores seres humanos. Creo que el documental social siempre es atractivo para los espectadores. La gente se siente atraída por las historias reales y dejan siempre un rastro en forma de aprendizaje. Por otra parte, para realizar cine documental es indispensable tener un gran interés y curiosidad por el mundo. Pero tampoco hay que olvidar que debe tenerse una clara actitud sociopolítica y la voluntad de asumir la plena responsabilidad de tus propias declaraciones.

Conocer al ser humano…

Eso siempre me ha gustado, aprender sobre las sociedades contemporáneas, a la vez que ser crítica sobre problemas sistémicos, comportamientos enquistados, rituales, debilidades y grandezas del ser humano. Es siempre un entramado complejo, en el que no todo es blanco o negro, sino una extensa gama de grises por descifrar. Y el documental es una herramienta poderosa para cuestionar los sistemas y sociedades contemporáneas. Empecé haciendo reportajes para televisión, donde aprendí mucho sobre el lenguaje visual; pero el formato televisivo sigue manteniendo una estructura narrativa muy tradicional y fue entonces cuando decidí empezar a autoproducir mis propios documentales, para tener más libertad creativa en la forma de enfocar y narrar las historias que me interesaba investigar a fondo.

¿De dónde saca el interés primero y la información después para elegir un proyecto o historia determinada?

Dicen que no eres tú quien encuentra las historias sino que las historias vienen a ti. Siempre me ha hecho gracia esta frase porque algo de verdad tiene. En cada momento de la vida tienes interés en determinados temas que de alguna forma conectan con tu realidad personal. Y esto crea cierta atracción por determinados temas. En ese momento te conviertes de algún modo en la persona adecuada para investigar y tratar una determinada temática, que de forma indirecta también habla de ti misma. Porque, aunque sean temas de sociedades lejanas, siempre hacen de espejo y cuestionan temas personales o de tu contexto, que te mueven a aprender algo de ti misma o de tu realidad.

Roser Corella: “En Kirguistán el secuestro de mujeres aún es visto como una tradición cultural que como un acto criminal”

Vienen de la forma más sencilla…

A menudo los temas surgen de la forma más inesperada; un día vas caminando por la calle y lees algo en un cartel que te despierta el interés, o alguien te habla de un tema determinado, oyes una entrevista en la radio mientras entras en una tienda a comprar, lees un artículo, etc. Cada tema surge de forma diferente, y toda situación puede ser el punto de partida para despertar las ganas de empezar a investigar sobre un determinado tema o país. A veces, cuando has terminado un documental y miras atrás, parece increíble cómo empezó ese proyecto y el recorrido que ha hecho hasta llegar a la pantalla. Después, el proceso de investigación también va muy determinado por la dificultad de acceso al tema, y ​​los retos al investigar sobre el terreno dependen mucho del país y del tipo de sociedad con la que debes lidiar para obtener información y acceso a la historia. ¡Siempre es una aventura!.

¿Aún existen mundos 'desconocidos' en este planeta tan globalizado? ¿Hay que salir fuera o también los tenemos cerca?

Todas las historias son importantes y pueden ser interesantes para el público, de las más pequeñas a las más universales. Aunque es cierto que siempre hay realidades menos representadas en pantalla, problemáticas menos atendidas por los gobiernos u organismos internacionales. Poner el foco en estas realidades siempre es un reclamo de atención, por supuesto, y aunque los que nos dedicamos al cine documental no tengamos el poder de cambiar el mundo, al menos abrimos ventanas a estas realidades desatendidas, cuestionamos los sistemas impuestos, la normalización del abuso, damos voz a los más vulnerables, quienes a menudo no tienen el espacio para manifestarse. Es verdad que es difícil encontrar historias inéditas en un mundo tan globalizado y tan mediático, pero aunque un tema haya sido tratado anteriormente siempre hay diferentes formas de acercarse a aquella determinada realidad, de encontrar otras narrativas, otros personajes, otros mensajes que habían quedado desatendidos en otros documentales; así que siempre hay trabajo que se puede seguir realizando para dar visibilidad a un determinado tema. Ya sea en el extranjero o en casa.

¿Fue muy complicado filmar en países como Kirguistán o Líbano?. ¿Hay presiones por no contar determinadas historias?

Lo cierto es que me sorprendió Kirguistán porque fue mucho más fácil filmar de lo que me esperaba. Existe un debate abierto a la sociedad en cuanto a considerar la práctica del secuestro de mujeres, una tradición cultural o un acto criminal. La mayoría cree que es una tradición ancestral que deben respetar para mantener la identidad cultural; por eso el acceso fue menos complicado de lo que esperaba.

"Aunque el abuso y el racismo está totalmente normalizado, sigue siendo un tabú a la hora de hablarlo abiertamente"

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¿Es decir que en cierta forma todavía se ve normal?

Es una sociedad que aún está en transición de recuperar la propia cultura kirguis, tras décadas bajo el sistema soviético. Y promueven todo lo que consideran una tradición propia. Por lo general, las familias que conocí hablaban abiertamente del tema y me abrieron las puertas de su casa sin problemas. Hay que decir que la sociedad Kirguis es muy hospitalaria. Y esto me dio un buen acceso a las historias. Por el contrario, el documental que hice en Líbano sobre las empleadas domésticas fue todo un reto en cuanto al acceso. Necesité mucho más tiempo para ganarme la confianza de la gente para poder entrevistarles y más aún para filmar en las casas privadas. A diferencia de la sociedad de Kirguistán, en Líbano, la mayoría es consciente de que existe un gran problema en el sistema de contratación de las empleadas domésticas y el abuso que se hace de ellas. Aunque el abuso y el racismo está totalmente normalizado, sigue siendo un tabú a la hora de hablarlo abiertamente, ya que las familias saben que existe un problema de base mientras siguen siendo cómplices del sistema.

¿Aún hay un desconocimiento de la falta de derechos de la mujer en todo el mundo o simplemente se ignoran voluntariamente?

El problema que siempre veo de base no es exactamente la ignorancia sino la normalización sistemática de los derechos minados de las mujeres. Está claro que en algunos países más que en otros, pero todavía hay mucho trabajo por hacer. Cuando una sociedad vive como normal que las mujeres tengan menos derechos, no tengan voz en las instituciones públicas, no tengan el mismo acceso a la educación o al mundo laboral, o simplemente no puedan decidir con quién casarse, es mucho más complicado cambiar la mentalidad de la sociedad por ser un problema sistémico de base. Y a menudo, está tan enquistado, que las propias mujeres normalizan esta situación y la aceptan como natural, porque no ven que pueda ser de otra forma. Mostrarles que hay otras formas de estar en la sociedad como mujeres, tener un rol más activo y respetado, empoderarlas a sentir que tienen voz y voto en la familia y la sociedad, es muy importante. Porque la mitad de la sociedad mundial, o incluso más, está formada por mujeres. Si no cuidamos esa mitad tanto como cuidamos el resto, seremos siempre una sociedad enferma, desequilibrada, que no evolucionará con buena base para crecer a todos los niveles: económico, social, político o cultural.

¿En algún momento tiene previsto pasarse a la ficción más convencional?

Lo cierto es que me gusta demasiado el cine documental. Hay tantas historias que contar en el mundo real que de momento no tengo necesidad de crearlas en ficción. Y me gusta demasiado el proceso de investigar sobre el terreno, lo que en ficción se traduciría en trabajar sentada frente al ordenador escribiendo el guión de la película. Así que de momento no me atrae demasiado la idea.

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