El Govern ha iniciado este viernes los trabajos de exhumación del cementerio de Mancor de la Vall con un objetivo muy concreto: la localización de los restos de Adolfo Quesada Ripoll, un zapatero de 33 años que fue asesinado por los fascistas el 5 de septiembre de 1936 y que sería la única víctima que permanece enterrada en la fosa común del camposanto ‘mancorí’.

La intervención, inaugurada por el vicepresident del Govern y conseller de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática, Juan Pedro Yllanes, se enmarca en el Tercer Plan de Fosas (2021-2022) que impulsa el Govern. Está previsto que los trabajos de exhumación se desarrollen a lo largo de la próxima semana. Para ello se realizará un sondeo de 3x3 metros en la esquina noroeste del cementerio antiguo, a tres metros de la entrada.

Y es que las diligencias abiertas sobre el asesinato de Quesada, recogidas en la causa judicial a402/1936, apuntan a este espacio como el posible lugar de enterramiento de la víctima. El Govern destaca que, según la ficha correspondiente del Mapa de Fosas de Mallorca, esta zona del cementerio «no ha sufrido grandes cambios desde el momento de los hechos». 

Sin embargo, los investigadores no saben a ciencia cierta si los restos permanecen en este lugar, ya que «cabe la posibilidad de que, en el transcurso de las obras de adecuación del patio del cementerio antiguo, realizadas entre 1987 y 1988, se afectara la fosa y, en consecuencia, los restos». En este sentido, Almudena García-Rubio, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ha explicado que «solo excavando la localización originaria se podrá confirmar la hipótesis sobre el paradero de los restos de Adolfo Quesada».

Sin familiares conocidos

Un problema añadido a la hora de identificar los restos, en caso de ser descubiertos, es la ausencia de familiares conocidos. Por ello, tanto el Govern como el ayuntamiento de Mancor han hecho un llamamiento a la ciudadanía para localizar a la familia de Quesada o bien a personas cercanas que pudieran aportar información.

La principal fuente de información sobre la víctima proviene de la documentación oficial de la época. A partir de las diligencias abiertas tras su asesinato extrajudicial, se sabe que este fue obra de milicias falangistas en el olivar de Ca’n Ripoll, a medio camino entre Inca y Mancor de la Vall. Su cadáver habría sido localizado entre el 4 y el 5 de septiembre de 1936 en la finca de Son Mague. Fue identificado por su hermano político, Miquel Salom Pol, y después inhumado en el cementerio.

La autopsia certificó que había muerto como consecuencia de dos heridas de arma de fuego en la cabeza. «Tenía en su posesión un llavero sin llaves, un pañuelo de bolsillo, una petaca vacía, un filtro y un mechero. Vestía con camiseta blanca, pantalones azules y alpargatas», señala la causa judicial. Adolfo Quesada estaba casado con Antònia Villalonga Coll, natural de Biniamar, y no tuvieron hijos. Algunas fuentes afirman que era hijo de carabinero y miembro de UGT, del sindicato de zapateros de Inca ‘La Justicia’ y del sindicato anarquista CNT.

«Queremos recuperar la memoria y la dignidad de quienes fueron asesinados simplemente por discrepar con quienes un golpe de estado contra el régimen legítimo de la II República», ha afirmado Yllanes. Por su parte, el alcalde de Mancor, Guillem Villalonga, ha mostrado la «total disposición» del Consistorio a colaborar en el proceso.