Nada parece responder a la lógica o a la buena práctica política en el asunto del aparcamiento de Cala Llombards, más bien se intuye que se ha usado su falta de regulación parcial para la pugna partidista.
Puesto que «la fiebre del Caló del Moro», en expresión de la alcaldesa Pons, permanece alta cumpliendo el pronóstico de colapso sufrido ya en tiempos de restricciones pandémicas, no se entiende que Consell y Ayuntamiento de Santanyí hayan malbaratado todo el invierno y con los primeros calores se reúnan solo para hablar de plazos y trámites. La buena voluntad se acredita con hechos y resoluciones y no tanto con propósitos formales.
El colapso asegurado para este verano no es solo de falta de estacionamiento, es de descontento general para bañistas de la costa de Santanyí y residentes. El incremento de más ACIRE se da por inevitable.
