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Energía

Medio Ambiente autoriza un parque solar de más de 32 hectáreas en Bunyola

El proyecto, declarado de interés estratégico por el Govern, propone diversas medidas para compensar la eliminación de centenares de árboles

La planta se ubicará en el entorno de la incineradora de Son Reus, en la imagen. MANU MIELNIEZUK

Sigue la proliferación de parques fotovoltaicos en la ‘foravila’ de Mallorca. La comisión balear de Medio Ambiente autorizó este jueves con una declaración de impacto ambiental favorable la construcción de un parque fotovoltaico que ocupará una superficie de 322.218 metros cuadrados (algo más de 32 hectáreas) de suelo rústico en el municipio de Bunyola, en el ámbito de las fincas de Son Amar y Es Rafalot, próximas a la incineradora de Son Reus. El Consell de Govern declaró el proyecto de interés estratégico en diciembre de 2021.

La comisión medioambiental considera que «previsiblemente no se producirán impactos adversos significativos sobre el medio ambiente, siempre que se cumplan las medidas correctoras y preventivas» contempladas en el estudio de impacto ambiental realizado en diciembre de 2020 y que consisten, entre otras actuaciones, en la siembra de árboles para compensar la desaparición de la masa arbórea existente (más de 700 árboles) cuando se ejecuten las obras de construcción de la infraestructura eléctrica, promovida por la empresa IFV Mallorca Sostenible S. L. con una inversión de 37,3 millones de euros.

La instalación solar se ubicará en los terrenos de Es Rafalot, mientras que el resto de parcelas se destinarán a crear una zona de esponjamiento vegetal donde se trasplantarán los árboles afectados por el proyecto.

El conjunto estará formado por 79.920 paneles solares de 500 Wp de potencia unitaria. En total, la parcela cubre una superficie de 787.990 metros cuadrados, de los que la planta fotovoltaica ocupará 322.218 metros, lo que representa un 40,89 por ciento de la extensión total.

El proyecto contempla un cierre perimetral de malla metálica y la creación de una barrera vegetal en todo el perímetro de la instalación. También se prevé la siembra de cultivos de plantas forrajeras y melíferas entre las placas y de 500 arbustos autóctonos de especies forestales que «permitirán las actividades de apicultura y ganadería ovina».

Según el informe agronómico firmado por el ingeniero agrónomo Joan Simonet, la finca está formada por cinco parcelas. En una de ellas se verán afectados 467 árboles, entre algarrobos, ‘ullastres’ y ‘abatzers’, de los que se replantarán un 21%, mientras que en otra desaparecerán otros 586 árboles de los que se recuperarán un 44%.

Todos los almendros existentes en las parcelas afectadas serán eliminados debido a la presencia de la xylella, por lo que serán sustituidos por algarrobos.

El proyecto ya cuenta con los informes favorables de las diferentes instituciones competentes, incluido el Servicio de Agricultura, conforme con las medidas de trasplantes, recuperación y plantación de nuevos algarrobos en una superficie de 21,45 hectáreas, ya que «compensaría la superficie prevista que ocupará el parque» en aquellos terrenos de mayor nivel.

Las entidades Terraferida, GOB y Amics de la Terra alegaron contra el proyecto y solicitaron que se desestimara a la espera de una planificación energética y territorial sobre la ubicación de los parques fotovoltaicos en Mallorca. Argumentaron que el parque ocupa una gran extensión de suelo agrícola y contempla la eliminación de unos 736 árboles. También cuestionaron la creación de 13 puestos de trabajo porque estas instalaciones «funcionan de forma casi automática». 

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