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Expansión de daños consolidados

Varios enclaves de Mallorca concentran la problemática y la degradación que ocasionan las canteras de extracción de áridos. Uno de ellos está prácticamente equidistante de Petra y Sineu, dentro de este último municipio y lleva lustros siendo objeto de intervenciones administrativas y conflictos dispersos. Son las canteras de Cas Saboners y Son Tey que ya intentaron unificarse, con finalidades expansivas, hace dos años. Cas Saboners ya había recibido en febrero de 2018 una orden de paralización por invadir el ANEI vecino. Con estos antecedentes, por hablar solo de los más recientes, llega la noticia del informe favorable de nueva explotación y restauración de la misma cantera, siempre que logre la licencia de actividad, claro. Se señala en el placet medioambiental que el plan previsto –dos fases de siete años cada una– «no tendrá efectos adversos significativos» siempre que se cumpla con el control de estabilidad de los taludes y de la extracción de agua de los acuíferos. En estos casos, la cuestión clave y muchas veces irreversible, está en el gran abismo que suele mediar entre la descripción y propuesta teórica por una parte y el resultado final por otra. Basta girar la vista hacia Son Tey y Cas Saboners para confirmarlo, una zona que a todas luces está sobradamente exprimida y con una reparación que no es tal porque no se nota. La construcción demanda áridos de las canteras pero no se puede olvidar que las consecuencias de las extracciones van más allá del efecto paisajístico. Para poner solo un ejemplo, basta mencionar los problemas causados por el tránsito de camiones en el interior de Petra cuando van o vienen de las canteras. Otorgar hoy nuevas licencias de explotación, visto desde el interés colectivo, comporta la expansión de daños consolidados.

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