Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Medio Ambiente

Un informe revela que el fondo marino del Port de Pollença es una «zona muerta»

El diagnóstico de la entidad Arrels Marines sobre el estado de la bahía advierte que la presión excesiva de embarcaciones y el uso de arena de cantera para regenerar las playas ha abocado a las aguas interiores del Moll a una situación «límite»

El estudio ha sido presentado este jueves en la sala de plenos del ayuntamiento de Pollença.

El fondo marino de la zona más cercana a la costa del Port de Pollença es un «fangal» en el que apenas hay vida y donde «es más fácil encontrar escombros que peces», por lo que «se puede decir que es una zona muerta». Es parte del preocupante diagnóstico plasmado en el estudio sobre el estado del fondo marino de la Badia de Pollença elaborado por la entidad Arrels Marines a petición del Ayuntamiento y que este jueves ha sido presentado en la sala de plenos por Sebastià Cabanellas y Josep Vives, autores del análisis, con la presencia de las autoridades municipales.

El informe introduce los principales impactos que han contribuido a la pérdida de biodiversidad en el fondo marino del Moll, entre los que destacan los vertidos de aguas residuales, que incrementan el peligro de eutrofización (exceso de nutrientes) que podría provocar en la bahía un desastre ecológico como el del Mar Menor (Murcia), y la baja movilidad oceanográfica, que impide la regeneración de las aguas, como algunos de los factores importantes. No obstante, el estudio de Arrels Marines se centra en analizar las consecuencias del exceso de fondeos y la presión náutica, además de la sustitución y reposición de la arena como las causas que más pesarían en el actual estado de la bahía. 

En este sentido, los autores del informe sostienen que el uso de arena de cantera para regenerar las playas ha cubierto el fondo de fangos que impiden la vida submarina y reclaman que no vuelvan a utilizarse este tipo de sedimentos en la bahía de Pollença.

Por otra parte, la excesiva presión náutica ha llevado «al límite» la carga ecológica de la zona interior de la bahía. Durante un trabajo de campo con drones, los autores del estudio llegaron a contabilizar el pasado 2 de noviembre hasta 173 embarcaciones fondeadas, cifra que puede doblarse durante la temporada alta. Además, en un área de 12.400 metros cuadrados se hallaron hasta 62 ‘muertos’ para el fondeo de embarcaciones, cifra que, extrapolada al área total del estudio (475.000 metros cuadrados) podría ascender hasta las 2.375 estructuras de fondeo, muchas de ellas inactivas actualmente pero que siguen provocando un grave impacto en el fondo marino.

Por todo ello, el estudio propone diversas acciones para paliar el deterioro medioambiental de la bahía como la puesta en marcha de fondeos ecológicos regulados, limpiar el fondo de residuos, vigilar la zona de forma activa para asegurar el cumplimiento de las leyes de seguridad, limitar la velocidad de las embarcaciones o no depositar arena no biogénica en las playas, entre otras medidas.

Formentor, en peligro

El caso de la zona marítima de Formentor merece un capítulo especial en el estudio, que alerta del retroceso que se ha producido este pasado verano tras la eliminación del campo de boyas ecológicas que ha estado operativo en las últimas dos décadas. 

Los autores del informe han constatado el grave impacto que han provocado las anclas de las embarcaciones que fondean directamente sobre las praderas de posidonia. «En una temporada se ha perdido a nivel ecológico lo conseguido en los últimos años», advierten. En este sentido, el Ayuntamiento ha solicitado a la demarcación de Costas que vuelva a colocar las boyas o bien que Ports asuma la gestión directa de la zona para frenar la degradación.

Compartir el artículo

stats