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Valldemossa

«Existe una falta de respeto al conjunto monumental de la Cartoixa»

La diversidad de propietarios dificulta los arreglos en el antiguo monasterio

Una mujer pasea por los jardines de la Cartoixa.

La Cartoixa de Valldemossa forma parte de ese panteón del Instagram al que se entregan miles de turistas y residentes cada año. Una imagen de postal a la altura de otros puntos de interés en la isla, como el faro de Formentor, la Catedral de Palma o el mirador de sa Foradada. Pero en el reverso menos luminoso de esa estampa, se encuentran en el conjunto histórico valldemossí que data del siglo catorce problemas de conservación y de concepción de lo que debe ser un Bien de Interés Cultural (BIC) como éste. Y la reciente controversia en torno a la tala de unos cipreses de los jardines anexos, actuación llevada a cabo por el Ayuntamiento, lo ha evidenciado de nuevo.

«El problema de base es que existe una falta de respeto al conjunto monumental de la Cartoixa», argumenta la doctora en Historia del Arte, Concepció Bauçà de Mirabò, una especialista en esta edificación histórica como lo demuestra su tesis doctoral de 2008 sobre el patrimonio artístico de La Cartoixa. Bauçà de Mirabò no comparte la justificación ofrecida por el Ayuntamiento valldemossí, en el sentido de que los cipreses estaban en mal estado y se habían recibido quejas vecinales. Agregó el Consistorio que la actuación formaba parte de un plan de embellecimiento, que cambiará también las redes de canalización.

La especialista asegura que el plan de embellecimiento suele aplicarse en calles, pero en este caso «no es una zona cualquiera». «Aquí no se pueden hacer consideraciones estéticas de si esto quedará más bonito de una manera u otra. Y no se pueden hacer esas consideraciones desde el momento en que se trata de un BIC, de un conjunto histórico monumental», manifiesta Bauçà de Mirabò, quien no tiene constancia de que en la tala efectuada por el Consistorio y paralizada posteriormente por el Consell haya intervenido ningún especialista en jardines históricos.

«Aquí no se pueden hacer consideraciones estéticas de si esto quedará más bonito de una manera u otra. Y no se pueden hacer esas consideraciones desde el momento en que se trata de un BIC, de un conjunto histórico monumental»

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«Estos árboles tienen 100 años. Se sembraron en los años 20 [del siglo pasado]. Desde entonces, han formado un conjunto unitario, coherente, que forma parte de la imagen icónica de Valldemossa», detalla, antes de destacar que los cipreses tienen una función «concreta», que es la de servir de «telón de fondo» de la Cartoixa. «Cuando se hizo el proyecto, eran los jardines de uno de los propietarios de las celdas. Se convirtieron en jardines públicos, en torno a la década de los 60 [del siglo pasado]. Desde entonces, con la Cartoixa como foco turístico, no hay duda de que recuerdan la historia del monasterio, porque el ciprés es el árbol paradigmático en la Cartoixa», sostiene.

Ley de Patrimonio

Considera Bauçà de Mirabò que debe hacerse lo posible para que se mantengan los cipreses que aún están en pie, y recuerda en este sentido que, aunque haya críticas vecinales, existe una la Ley de Patrimonio que determina que, cuando se trata de un bien «tan importante», no se contempla la «eliminación del bien ni de partes del bien si no es por un peligro extremo para viandantes o de ruina absoluta».

Desde hace años, controversia de los cipreses al margen, el estado de conservación de este antiguo monasterio que habitaron durante más de cuatro siglos los monjes cartujos ha sido motivo de preocupación y debate entre las instituciones políticas. En 2017, el pleno del Consell de Mallorca llegó a aprobar por unanimidad impulsar un plan integral de conservación del conjunto monumental. Pero la clave para lograrlo pasa por que los diferentes propietarios del conjunto arquitectónico vayan en una sola dirección.

«Como la Cartoixa depende de muchos propietarios y no ha sido eficazmente protegida, es muy complicado. Las zonas privadas igual están bien, pero las comunes no tanto. Tienen problemas de humedades, incluso estructurales, que comienzan a preocupar», subraya Bauçà de Mirabò, quien considera que la constitución de una comunidad de propietarios «ayudaría y es indispensable». Pide también que no se olvide que los bares, restaurantes y tiendas que se encuentran en torno al antiguo monasterio también forman parte de los bienes patrimoniales a proteger y, por tanto, a ordenar.

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