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Toni Pons Exdirector de la residencia de Sant Domingo de Pollença

«La edil Cerdà de Pollença hizo que la incluyera en la lista para poder vacunarse»

Destituido de la dirección de la residencia en junio por una incompatibilidad laboral, Toni Pons desmonta la versión oficial sobre la vacunación de la regidora Francisca Cerdà y denuncia «injerencias políticas» en el centro

Toni Pons Miró, fotografiado esta semana en Inca, su ciudad natal, donde reside. J. Frau

Toni Pons Miró ocupó la gerencia de la residencia de Sant Domingo de Pollença desde mediados de 2020 hasta junio de 2021, cuando fue destituido por una presunta incompatibilidad laboral. Vivió en primera persona la polémica sobre la vacunación de la regidora de Servicios Sociales, Francisca Cerdà, y en esta entrevista desvela su verdad sobre este episodio que sigue investigándose en el seno de la oficina Anticorrupción. Un testimonio que difiere de la versión oficial.

¿Fue correcta la vacunación de la regidora Francisca Cerdà?

No fue correcta. Ella dijo que se vacunaba porque tenía una presencia y un trabajo constantes en la residencia y esto no es cierto. Ella venía porque como política le interesaba venir. La regidora dijo que yo, como director de la residencia, la había incluido en la lista, pero la realidad es que yo la incluí porque ella dijo que se quería vacunar. La iniciativa no fue mía. Ella no tenía ningún trabajo allí que requiriese su presencia constante, que es lo que quiso vender.

¿No es cierto, pues, que ella necesitase la vacuna por su contacto estrecho y diario con los residentes?

Es cierto que venía mucho, tal vez no diariamente. Muchos días se limitaba a preguntarme si todo iba bien. Podía hacerlo por teléfono. Como regidora, se interesaba por lo que pasaba en la residencia, era su responsabilidad política, pero no tenía una necesidad como para decir que tenía que ir a la residencia porque si no esta no funcionaba. No era así.

Después de que Cerdà negase que se había vacunado, en febrero comparecieron usted, la regidora y el alcalde Tomeu Cifre en rueda de prensa para admitir la vacunación y justificar que se cumplieron los protocolos y que el listado de personas vacunadas estaba avalado por la conselleria de Salud. ¿No era verdad?

Yo hice el listado que se envió a la conselleria, pero en ningún momento este departamento sabía que Francisca Cerdà Nadal era la regidora. Yo no pude identificarla como regidora, sino que puse que era la coordinadora de la residencia.

Es decir, que si la conselleria hubiese sabido que Cerdà era la regidora no hubiera aceptado su vacunación. ¿Es así?

Me hubiesen preguntado el motivo por el cual la había incluido en la lista. No sé si finalmente lo hubieran autorizado.

¿El hecho de ocultar el cargo político de Cerdà en la lista fue iniciativa suya como director?

En el programa informático que se creó había unos ítems y evidentemente no incorporaba el ítem de regidora, por lo que tenía que poner una justificación por su trabajo. Yo mismo tuve que buscar cómo identificarla. Incluso habría podido poner que era auxiliar de limpieza. Tuve que inventármelo porque tenía que justificar su inclusión en la lista. Si hubiese sido valiente le habría dicho que no podía vacunarse, pero es fácil decirlo a toro pasado. ¿Hasta dónde habría llegado? Posiblemente yo tendría que haberme marchado de la residencia.

O sea, que usted la incluyó en la lista para conservar su empleo.

Sí, yo era un cargo de confianza y estaba supeditado a lo que me decían a pesar de ser un técnico. Este es el tema de fondo: la injerencia política en la vida diaria de la residencia. La vacunación es un hecho puntual, grave por decirlo de alguna manera, pero lo que hay por debajo es la injerencia política continua que hay. No dejan a los profesionales hacer bien su trabajo.

¿Cómo se traduce en la práctica esta injerencia política?

Tanto a Cerdà como al alcalde les interesa tener la residencia controlada desde su punto de vista. Tienen a unos cuantos enchufados que son amigos suyos y les informan de lo que hay. Ellos potencian a estos enchufados a cualquier precio. Ahora hace seis meses que no hay dirección en la residencia y es gestionada por amigas de Cerdà. Yo, como director, tuve que poner un poco de orden, porque o soy director o no lo soy. No quiero ir a trabajar para hacer el paripé. Puse a trabajar a unas cuantas personas que resultaron ser sus enchufadas. Y al final me fui a la calle.

Pero a usted le despidieron en junio porque tenía otro trabajo además del de la residencia. O al menos fue la versión oficial.

No sé si fue un motivo justificado o no. Me despidieron porque en mi contrato de alta dirección ponía que yo debía tener una dedicación exclusiva, pero tenían que pagármela y no figuraba en mi nómina. Cuando empecé en la residencia, en ningún momento oculté que tenía otro trabajo, se podía demostrar con una vida laboral. Soy padre de familia, tengo cuatro hijos, y un sueldo no me basta. Nunca quise ir por detrás. Era real que tenía otro trabajo y ellos lo sabían. Siempre estaba localizable para ellos. Incluso cuando me anunciaron el despido, que fue exprés, la regidora me dijo que si se lo hubiese dicho tal vez me habría dado algún permiso. Le dije que si era ilegal es ilegal siempre. Para mi fue una liberación.

¿Cuál cree que fue el motivo real de su destitución?

Porque no me podían manipular y porque puse a trabajar a sus protegidos.

Sus palabras podrían interpretarse como una venganza por su despido.

No es una venganza, simplemente quiero decir que no se puede manipular la vida de unas personas mayores. Los profesionales tenemos que defender la dignidad de los mayores sin que sean coaccionados. Yo fui director de otra residencia municipal y también había injerencias. Escribí una carta para reclamar que no se hiciese política. No me interesa ser un florero político.

¿Por qué se decide ahora a hablar?

Tenía como un corc que me quedó dentro. Cuando estaba directamente implicado no podía tener una distancia emocional. Desde junio, he visto cómo ha evolucionado la residencia y la vacunación. He sabido que no está bien dirigida, no han convocado una plaza de dirección. La gestionan los amigos de la regidora y del alcalde, sin la titulación exigida para el cargo. Ellos siempre han defendido que la residencia funciona mejor sin director porque si este es un poco serio no se deja manipular.

¿Cómo fue designado usted como director?

Fue un proceso de selección. Hicieron una convocatoria y yo me presenté y fui el número uno por mi currículum y formación. También creo que a la regidora le caí bien, tenemos que ser sinceros.

¿No tenía vínculos políticos con el actual gobierno local?

No, ni les conocía. Yo creo que la razón principal era que le caí bien a la regidora. Evidentemente, cumplía los requisitos y no sé si el resto de aspirantes también los cumplían. En vista de los hechos, dudo si realmente se valoró mi currículum.

Volviendo a la famosa rueda de prensa en la que justificaron la vacunación. ¿Cómo se preparó? ¿Tenían muy marcado lo que tenían que decir?

Sí, estaba totalmente marcado. La rueda fue el lunes 1 de febrero y el fin de semana anterior me llamó la regidora para informarme que haríamos una rueda de prensa para explicar la vacunación y que yo la había incluido en las listas. El domingo me llamó el alcalde y me envió un guión con todo lo que había que decir, que básicamente era decir que de alguna manera había sido yo quien había incluido a Cerdà en la lista. También teníamos que justificar las PCRs que se hicieron ambos. El alcalde no se vacunó porque alegó motivos médicos, no porque pensase que como político no le tocaba vacunarse.

¿El alcalde no puso ninguna pega a la vacunación de Cerdà?

No, al contrario, la apoyó. Personalmente, creo que Cifre tenía miedo de la repercusión que podía tener la vacuna sobre su salud, ya que estábamos a 27 de diciembre y solo había dudas sobre las vacunas. Venían noticias de gente que se moría. Ocurrió en ese contexto. Si yo no hubiese sido el director tal vez hubiese esperado unos meses.

En la residencia de Pollença no se ha registrado todavía ningún caso de covid. ¿A qué lo atribuye?

Fuimos muy estrictos con las medidas. Hay dos grupos de residentes: los más dependientes y los más autónomos. A estos últimos no les dejábamos salir, a pesar de que protestaban porque la residencia no es una cárcel. Lo aceptaron a regañadientes. También influye el factor azar. Dos meses después de dejar la dirección, yo me contagié sin tener contactos estrechos y adoptando medidas de forma estricta. El azar es importante.

La ausencia de contagios fue una de las justificaciones del equipo de gobierno para explicar la vacunación de Cerdà.

Sí, pero no es un mérito de su gestión. En la residencia hay mucha gente que está cansada de la situación y de la injerencia política, pero yo, como director, he tenido un buen equipo de trabajo, a pesar de que había algunas personas que podían saltarse lo que les decía el director porque se sentían apoyados por la regidora.

¿La regidora Cerdà intentó vacunar también a alguien de su entorno personal?

Sí, en un primer momento intentó también vacunar a su marido. Me llamó un sábado y me dijo que su marido también se vacunaría. Respondí que ya miraría cómo se podía justificar, pero al cabo de dos horas volvió a llamarme para decir que finalmente no lo haría. He llegado a deducir que fue más sensato.

Hubiese sido otro ‘marrón’ para usted.

Sí, hubiese tenido que justificar a otra persona. Al final son muchos ‘marrones’ los que tuve que comerme. La gente de Pollença, al final, sabe que hubo un abuso, pero los ciudadanos somos impotentes.

¿Tiene alguna prueba para demostrar todo lo que está explicando? Es su palabra contra la otra...

Supongo que ellos dirán que no es cierto. Sería muy elocuente por su parte que lo reconocieran. De cualquier manera, les honraría si lo hicieran.

El caso sigue en investigación por la oficina Anticorrupción. ¿Le han llamado para declarar o aportar documentación?

Me han dicho que a nivel legal no hay ningún acto reprobable porque no es un delito la vacunación y que lo único que habría es un acto ético de reprobación. Me sugirieron que llamase a la oficina Anticorrupción para explicar mi versión, pero la verdad es que allí no demostraron mucho interés. Yo creo que mi testimonio cambia radicalmente la visión del conjunto. Quiero subrayar en todo momento que no quiero vengarme, solo pretendo la dignidad de las personas mayores, que no se utilice su vida en beneficio político.

¿Cree que la regidora Francisca Cerdà tendría que haber dimitido?

Cuando el caso se destapó y ella vio que la cosa ya le estaba pasando por encima, por dignidad, y por no estar tan expuesta, tendría que haber dimitido. Sabía que yo le podría destapar el ‘marrón’. Ir con mentiras nunca es bueno.

¿Y el alcalde Tomeu Cifre?

Creo que tendría que haber forzado la dimisión de la regidora para salvar su cargo. Pero no lo hizo y en este caso tendrían que haberse ido los dos.

Justificación «El alcalde me envió un guion con lo que tenía que decir»

Justificación «El alcalde me envió un guion con lo que tenía que decir» J. Frau

El alcalde Tomeu Cifre, la regidora Francisca Cerdà y el director de la residencia, Toni Pons, comparecieron en febrero en rueda de prensa para admitir que Cerdà se había vacunado a pesar de haberlo negado días antes. Pons dice que le obligaron a decir que era él quien la había incluido en la lista. «La iniciativa no fue mía», asegura. 

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